El asunto es muy claro para los gobiernos en México: si la economía mejora, se debe a las acciones y a los programas de la presente administración; pero si las cosas se ponen feas, se debe a factores internacionales y a lo que dejaron de hacer los gobiernos anteriores.
El gobierno en turno nunca la riega, nunca mete la pata, por eso nunca corrige, aunque la situación económica esté color de hormiga.
Si la tasa inflacionaria baja es porque el gobierno está haciendo bien la tarea; pero si sube, quien tiene la culpa es el tesoro norteamericano porque ajustó o no su tasa de interés.
Si el número de afiliados al IMSS crece, es una muestra clara de que con las acciones del gobierno “vamos por el camino correcto”; pero si lo que crece es el desempleo, pues es porque los gringos son los que están en crisis y nos dejaron de comprar.
Si hay más empleo, salen inmediatamente a adjudicarse el mérito; pero si escasea, salen rápido a aclarar que “al gobierno no le corresponde crear empleos”.
Y en este juego tramposo de los gobiernos tercos a no asumir sus responsabilidades, hasta el vocabulario ha sido manipulado para que las crisis ya no se llamen crisis (hoy son ajustes cíclicos de la economía o hasta ese absurdo que se inventaron del “crecimiento negativo”) y las devaluaciones tampoco son devaluaciones (son deslizamientos).
Pero ahora, con una devaluación o “deslizamiento” del 26 % en lo que va de su gestión, el Presidente Peña Nieto acaba de darnos una muestra mayor de manipulación absurda de los indicadores económicos y de la irresponsabilidad con la que actúan los gobiernos: ¡hoy resulta que la devaluación del peso frente al dólar es una ventaja para México!
En sus propias palabras, “A veces asociamos mucho el que el tipo de cambio se mueva con que estamos mal. La verdad esto genera cierto escozor entre la gente, (pero) también es positivo, le da a nuestro país condiciones de mayor competitividad, lo hace más atractivo; también al turismo, atrae mayores visitas”.
Si la devaluación es positiva para el país, entonces ¿qué demonios ha estado haciendo el Banco de México tratando de evitarla?
Si un peso devaluado nos conviene, ¿por qué entonces no llevarlo de una vez a los 20 o 25 por dólar?
A ésta hay que agregarle otra joya peñanietista: “A otras economías les ha ido peor”. ¡Claro!, porque en la autocrítica gubernamental no cabe la idea de que a ¡otras economías les ha ido mejor en el mismo entorno internacional!
Definitivo, es por este tipo de declaraciones y de prácticas por las que el gobierno de Peña Nieto sí está en crisis, no en “ajuste”, y muy devaluado, no en “deslizamiento”.