Por Julio César Hernández.

Han transcurrido poco más de 27 años desde que don Javier García Paniagua asumió –un 19 de marzo de 1981- la presidencia nacional del PRI, y leyendo el libro Javier García Paniagua. Mexicano excepcional. Su pensamiento, de José Socorro Velázquez, nos encontramos con discursos de una enorme actualidad.

El pasado uno de octubre se dio el banderazo para el arranque del proceso electoral federal y estamos a tres semanas de que inicie el proceso local. Por ello resalta el discurso que don Javier pronunció el día que asumió la dirigencia del PRI. Y de él, algunos puntos en particular que bien vale rescatarlos.

Al hablar de las campañas políticas, señaló:

“Volvamos la vista hacia nosotros mismos para definir los límites y alcances de nuestra potencialidad económica. Somos un partido que representa a campesinos, obreros y clases populares; por eso, no exijamos a nuestros candidatos que realicen costosas campañas electorales.

“Evitemos llegar al espejismo de confundir la propaganda política con la ideología. No caigamos en el consumismo político; protejamos nuestra ideología sin caer en la enajenación publicitaria que defiende todo, menos la sustancia de nuestras convicciones…”

La siguiente parte de su discurso bien podría haberse pronunciado en el 2006:

“Si un desprendimiento de nuestro partido se origina porque un interés sectario no encuentra el acomodo esperado en un proceso de selección, nuestro partido nada pierde; la pérdida será de la oposición si acepta la militancia de esas facciones que no defienden ideologías sino intereses…”.

Y qué decir de los procesos internos en el PRI, que tan cuestionados estuvieron hace dos años.

“Seamos realistas: la corrupción política se genera cuando comerciamos la postulación de candidaturas a los cargos de elección popular. Si queremos un partido digno, principiemos por defender la dignidad, para no exponernos a perder lo ganado. Los jóvenes no pueden guardarnos respeto si ven que somos nosotros los primeros en romper los principios (…); nada podemos exigirles careciendo de autoridad moral…”.

Ojalá y el tiraje de esta edición haya sido numeroso, porque hay priistas que deben leerlo… por obligación.