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“Para qué vamos a esconder que en Guanajuato campea la delincuencia o que en Nuevo León, hoy, no hay policía, o que Chihuahua es presa del crimen organizado… y ya no hablemos de Jalisco”, fue el remate del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, a la disputa que mantiene con gobernadores de oposición sobre incidencia de violencia e inseguridad que campea en sus entidades y cuyos legisladores, senadores en principio, se negaron a votar a favor de que los militares continúen en las calles realizando tareas de seguridad pública.

Ahora López Hernández recorre diversas entidades del país para convencer a los diputados de oposición de aprobar esta reforma, y desde ahí “abrió fuego” contra los gobernadores no morenistas, comenzando por el de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, de quien reveló en Sinaloa que le llamó para pedirle que intercediera ante sus legisladores para que apoyaran la iniciativa presidencial, escándalo que ya todos sabemos cómo respondió el Mandatario jalisciense.

El viernes pasado, en Sinaloa, Adán Augusto contó que Enrique Alfaro le dijo claramente que en este tema, “no, yo no voy con ustedes”. Y anteayer, al recriminarle del por qué dijo que al escuchar “baños de sangre” piensa en Jalisco, el gobernador le cuestionó: “Lo que yo no entiendo es por qué un gobernador debería de interferir en la dinámica de un Poder como es el Legislativo”.

Escuchar decir esto a Enrique Alfaro cuando todos hemos sido testigos cómo ha interferido en la dinámica del Congreso del Estado, llegando, incluso, a advertirle al rector general de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva, que él no negociaría con el Grupo Universidad el nombramiento de magistrados y jueces, cuando eso es tarea del Poder Legislativo, como que no va en sincronía con lo que le dijo al secretario de Gobernación.

Pero como bien me lo refirió un analista del acontecer político con amplia experiencia y conocedor de los entramados de la política nacional y estatal, hay que esperar para conocer qué postura asumirán los diputados locales cuando tengan que decidir si aprueban o no la reforma constitucional en la materia. Y también hay que ver qué actitud toma el gobierno federal ante la negativa de los gobiernos emecistas de Nuevo León y Jalisco de no ir con él cuando reciben apoyos para el abasto de agua en ambos estados y la construcción de la Línea 4 del Tren Ligero en Jalisco.

Quizás estos gobiernos no han entendido que la famosa frase lópezobradorista de “amor con amor se paga”, no sólo es para una relación entre el gobierno de la 4T y los ciudadanos, sino también para la relación de los estados con el gobierno federal.

Y habrá que tomar nota y no echar en saco roto la frase de Adán Augusto: “… y ya no hablemos de Jalisco”.

Al tiempo….