Gilberto Pérez Castillo
El PRI se ha empeñado en las últimas décadas por confundir a sus militantes y simpatizantes en cuanto a su alineación ideológica.
Después de los bandazos sexenales a los que los sometieron los sucesivos presidentes de la república priistas, el PRI ha seguido fluctuando entre la derecha y la izquierda, generando confusión entre sus seguidores y haciéndole difícil a los electores saber, a ciencia cierta, qué significa votar por el PRI.
El pragmatismo, que siempre se acaba imponiendo a la ideología, está por imponerse de nuevo ya que, según el dicho de los propios diputados locales priistas, existe un compromiso de la fracción tricolor  de aprobar la reforma conocida como Blindaje de la Familia -impulsada por los sectores más derechistas del PAN- porque los panistas aprobaron a cambio la designación del priista Rafael Castellanos al frente del Instituto de Justicia Alternativa.
De esta manera, los priistas estarían sacando adelante una reforma que deja en condiciones de desigualdad e inequidad a todas las familias jaliscienses que no se ajusten exactamente al modelo Padre-Madre-Hijos, tan sólo por haber recibido a cambio un espacio burocrático para uno de los suyos.
Además, no sólo no estarían dando la batalla en contra de una reforma que va en contra de los principios socialdemócratas o de centro izquierda que los priistas enarbolan en sus documentos básicos, sino que participarían con parte de los votos que se necesitan para sacar adelante esta reforma.