Por José Antonio Elvira de la Torre

El martes 5 de marzo se realizó una de las jornadas más esperadas de las elecciones primarias en los Estados Unidos para la definición de las candidaturas de los principales partidos políticos, Demócrata y Republicano, que se disputarán la Presidencia en el mes de noviembre. La elección de presidente de los Estados Unidos es una de las más importantes y que mayor interés despierta en el mundo, no sólo por el liderazgo internacional de ese país, sino también por su particular sistema electoral y la complejidad de que 342 millones de habitantes sufraguen.

El sistema electoral contempla la realización de elecciones primarias en cada entidad o territorio o, en su defecto, un “caucus”. En las primarias, los ciudadanos simpatizantes votan por delegados para que los representen en la convención de su partido. En un “caucus”, los simpatizantes se reúnen para negociar y elegir a quienes integrarán la lista de delegados a la convención. En la convención nacional de cada partido los delegados electos en cada estado eligen a las personas en quienes recaen las candidatura a la presidencia y vicepresidencia.

En el caso de los demócratas, la nominación es casi segura para el actual presidente, Joe Biden, quien busca la reelección. El resultado del “super martes” -denominado así porque se votaría en 15 de los 50 estados y un territorio, poniendo en juego a 874 delegados republicanos y a 1,420 delegados demócratas- le significó triunfos en todos los estados de (Alabama, Arkansas, California, Carolina del Norte, Colorado, Iowa -en votación por correo-, Maine, Massachusetts, Minnesota, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Vermont y Virginia) y tan sólo una derrota en el territorio de Samoa (en contra del empresario Jason Palmer). Esto significa que los delegados a la convención de estos estados le favorecen y le elegirán candidato.

En el caso de la primaria republicana, el expresidente Donald Trump enfrentó el mayor reto fuera de su partido en el ámbito jurídico, dado que enfrenta una serie de demandas y juicios para que no se le permita contender debido a su participación en los hechos de la toma del Capitolio, luego de su derrota electoral en 2020. No obstante, el pasado 4 de marzo el Tribunal Supremo determinó que la medida del estado de Colorado de no permitirle participar en las primarias de esa entidad es inconstitucional, lo que puede convertirse en el criterio determinante en otros casos similares como el de Maine e Illinois.

Transitar las primarias republicanas le ha sido menos complicado. Derrotó a todos sus contrincantes, y aunque la exgobernadora de Carolina del Sur y ex representante de EU ante Naciones Unidas, Nikki Haley, obtuvo triunfos en estados como Washington DC y Vermont, ya anunció su retiro de la contienda un día después de los resultados del supermartes.

En resumen, la elección presidencial en Estados Unidos enfrentará a los mismos contendientes de hace cuatro años (un hecho que no se repetía en la historia desde hace más de 100 años), el actual presidente Joe Biden por el partido demócrata, y al ex presidente Trump por el partido Republicano. Ninguno de los dos cuenta con niveles importantes de aprobación (según una encuesta de Reuters/Ipsos, 56% de los electores considera que Trump no debería volver a postularse, y 70% piensa lo mismo de Biden; otra encuesta del NY Times/Siena College muestra que 54% de electores tiene opinión desfavorable de Trump, y 59% de Biden), por lo que puede darse un escenario donde la ciudadanía elija la opción que le resulte más tolerable.