Gilberto Pérez Castillo
El ex gobernador Francisco Ramírez Acuña ha venido pagando en los último dos años los excesos y la prepotencia política que ejerció durante su mandato como Gobernador de Jalisco.
La persecución a grupos políticos -tanto dentro como fuera de su propio partido-, sus desplantes con los periodistas y medios de comunicación, su actitud de autosuficiencia y otros excesos y errores políticos fueron quedando en la memoria de quienes los padecieron. Todos ellos sólo esperaban un momento de debilidad de Ramírez Acuña y su grupo para cobrarse todos los agravios acumulados.
No obstante el poder que había acumulado Ramírez Acuña -control del comité estatal del PAN y muchos comités municipales, en el Congreso, en el Poder Judicial, en la estructura del Poder Ejecutivo y en las principales candidaturas- la derrota de julio del 2009 fue un parteaguas y la señal de arranque para que todos los enemigos del ex gobernador salieran a cobrar facturas y dejarán a Paco y a su grupo reducido a muy poco.
No obstante esa experiencia reciente, Emilio González Márquez parece seguir el mismo camino que su antecesor, pero con algunos agravantes.
Dentro del propio PAN Emilio González y su grupo también vienen acumulando rencores. Fuera de su partido, los emilistas traen pleito con priistas y perredistas, con el grupo político que controla a la Universidad de Guadalajara (que ahí seguirá cuando Emilio haya dejado la gubernatura) y hasta con un sector de los medios de comunicación que considera que desde el gobierno estatal se ha implementado una estrategia de calumnias y amedrentamiento en contra de sus críticos.
En comparación con la estructura de Ramírez Acuña, la de Emilio González es aún más endeble, por lo que una reacción parecida a la que sufrió el ex gobernador podría ver en su futuro Emilio González.