Gilberto Pérez Castillo
El gobernador panista Emilio González Márquez hace su juego para desgastar a los alcaldes metropolitanos del PRI y del PRD.
Enfocado más en las elecciones del 2012 que en solucionar los problemas de Jalisco, el gobernador apuesta a que Aristóteles Sandoval, Héctor Vielma, Miguel Castro y Antonio Mateos del PRI y Enrique Alfaro del PRD no puedan cumplir con las expectativas en sus respectivos municipios.
El gobernador presiona para que los alcaldes metropolitanos aprueben la construcción de la línea dos del polémico Macrobús porque sabe que esa acción desgastaría la imagen de los presidentes municipales, dado el rechazo que alcanza ese proyecto de transporte. Pero, si no lo aprueban, Emilio se prepara para responsabilizar a los alcaldes priistas de una falsa pérdida de millonarios recursos federales.
Otro de los instrumentos con los que Emilio González juega al desgaste de los alcaldes metropolitanos es el retraso en el otorgamiento de los fondos del Consejo Metropolitano. No obstante que los proyectos en los que se gastarán dichos recursos fueron aprobados desde hace meses, el gobernador sigue retrasando su entrega y, por lo tanto, el inicio de tales obras.
Un último instrumento que usa el gobernador Emilio González es el de dividir a los alcaldes, haciéndoles creer a cada uno, por separado, que contarán con su apoyo preferencial. Esto último le ha permitido al gobernador ganar tiempo y evitar que los alcaldes le exijan en conjunto y que constituyan un verdadero contrapeso.
Además ha logrado que los proyectos metropolitanos de los que tanto han hablado los presidentes de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá y Tlajomulco no se cristalicen por el afán del lucimiento personal de cada uno de ellos.
Hasta ahora, la estrategia del gobernador Emilio González ha funcionado: ha ganado tiempo, ha conseguido que las obras anunciadas no arranquen y ha mantenido desunidos a los alcaldes metropolitanos, sobre todo a los del PRI.