Julio César Hernández
No pudo ser mejor el calificativo que el diputado priista y aspirante a la alcaldía de Tlaquepaque, Luis Córdova, dio a la comparecencia del auditor superior Alonso Godoy Pelayo, en coincidencia a lo referido aquí el viernes pasado.
“Escenario de lo absurdo”, lo llamó Luis Córdova. Y lo fue.
No sólo porque los legisladores fueron protagonistas centrales de este absurdo al convocar al Auditor Superior a explicar algo a lo que no está obligado, sino porque no han demostrado irregularidad alguna y lo único que han hecho es guiarse por lo que publican los medios de comunicación sin investigar, nada cuando ellos tienen todos los elementos para hacerlo.
Absurda fue la pregunta de la diputada Patricia Retamoza:
“Con todo lo publicado en los medios de comunicación (¡!), independientemente de hasta dónde sea cierto o no (recontra¡!), ¡cree usted que cuenta con la credibilidad para seguir desempeñándose en el cargo de auditor superior del estado de Jalisco (archirrecontra!!)?”.
Absurda fue la pregunta del promotor de la comparecencia quien ni siquiera se quedó hasta el final, el priista Jesús Casillas Romero:
“¿Qué funcionario le entregó el dinero… (¡!)?”.
Absurdas fueron las preguntas de quien calificó la comparecencia como “escenario de lo absurdo”, Luis Córdova:
“¿Usted manifestó en su declaración patrimonial esos adeudos y los manifestó una vez que los recibió? ¿Pagó en su declaración de impuestos?”.
Absurdas las preguntas del diputado Salvador Arellano, del PRI:
“¿No considera (…) que sus actos son inmorales, por lo menos? ¿Estaría usted dispuesto a retirarse del cargo para que la investigación no se contamine? ¿Estaría usted dispuesto a llegar a las últimas consecuencias de esta investigación, caiga quien caiga?”.
¿Quién creyó que con esta comparecencia y con este tipo de preguntas se vería satisfecha la “sed de sangre” de algunos legisladores?
¡Ah, qué diputados! Tan faltos de valor para actuar con honestidad y no montar estos “escenarios del absurdo”.