Ayer, en la tercera emisión de Radio Noticias 1070, el diputado Raúl Vargas López expresó:
“Mientras Andrés Manuel (López Obrador) emprendía una lucha postelectoral (contra el triunfo del panista Felipe Calderón), aquí en Jalisco el diputado del PRD, Enrique Alfaro, se asociaba empresarialmente con el presidente del PAN (Eduardo Rosales)…”.
Se refería al año de 2007 cuando Alfaro Ramírez y Rosales Castellanos se convertían en socios en la empresa inmobiliaria Ocean View, a la que también se sumó, entre otros, el actualmente consejero electoral -cargo que entonces también ocupaba-, Víctor Hugo Bernal Hernández, sobrino de la ex diputada del PAN y ex titular de la Semades, Martha Ruth del Toro.
Si hacemos un repaso de los hechos que rodean al candidato del Partido Movimiento Ciudadano a la gubernatura, concluiríamos que el verdadero compromiso de Enrique Alfaro Ramírez es con la derecha y no con la izquierda, como muchos lo creen.
Es cierto, llegó al gobierno municipal de Tlajomulco de la mano del Partido de la Revolución Democrática -después de un intento frustrado de hacerlo bajo el cobijo del Partido Revolucionario Institucional-, pero pronto se deshizo de sus aliados de la izquierda al romper con el PRD y encontró el apoyo, prácticamente incondicional, de los regidores de la derecha del PAN.
Como Alcalde, recibió un inusitado apoyo en recursos económicos por parte del gobierno panista de Emilio González Márquez, quien no reparó en darle todo lo que necesitara para destacar en acciones de gobierno por encima de sus homólogos del resto de la zona metropolitana.
Nadie tuvo -ni tiene- duda alguna que Alfaro Ramírez fue el presidente municipal favorito y consentido de Casa Jalisco.
Inclusive, ha trascendido que cuando Enrique Alfaro pretendió aliarse con el PRI-PVEM para ser su candidato al Senado en la segunda fórmula, fue el propio González Márquez quien lo obligó a romper ese acuerdo que ya había “amarrado” con su antiguo partido, según nos confesó el propio dirigente del Partido Verde, Enrique Aubry, quien se abrogó ese logro que posteriormente fracasó.
Ya como candidato de la izquierda jalisciense a la gubernatura, y tras todo un vericueto para que lograr que el PRD se sumara a su candidatura, Alfaro vuelve a romper con la izquierda perredista y decide ser candidato de un partido prácticamente inexistente en Jalisco como es el Partido del Movimiento Ciudadano y que no tiene identidad alguna con la izquierda.
En ese camino es que la candidatura de Enrique Alfaro se ve acompañada de acciones de apoyo de la derecha panista: por un lado, se ventilan versiones de que es apoyado desde Casa Jalisco y de parte de colaboradores cercanos al Gobernador, y, por el otro, en los hechos se da la suma de apoyo de militantes panistas como Raúl Octavio Espinoza o Salvador González del Toro.
Al correr de la campaña, Enrique Alfaro, como candidato de la izquierda, prácticamente no ha dedicado ni una sola crítica al gobierno de derecha de Emilio González, al tiempo que tampoco promueve la candidatura del candidato de la izquierda a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Y sí, en cambio, ha confesado públicamente que tiene diferencias ideológicas con el mismo López Obrador, se ha deslindado de las acciones que como gobierno de izquierda y progresista ha emprendido el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, aclarando que él no está de acuerdo con ellas y ni las emularía en caso de gobernar Jalisco.
Ahora nos damos cuenta que desde hace cinco años sostiene una sociedad mercantil con el ex presidente estatal del derechista Partido Acción Nacional, Eduardo Rosales Castellanos, y con el consejero electoral, Víctor Hugo Bernal, a quien se le señala como simpatizante panista.
Así, pues, ante tanta evidencia nadie puede dudar -y negar- que la derecha camina al lado de Alfaro.