Por Julio César Hernández

El jueves pasado -30 de agosto-, en una visita relámpago a Guadalajara, el delegado regional del CEN del PRI, y viejo conocido de los priístas jaliscienses en tiempos de don Enrique Álvarez del Castillo, Jaime Aguilar Álvarez, se reunió en el Club de Industriales on un selecto grupo de 15 personajes.

Ahí estuvieron los ex gobernadores Guillermo Cosío y Carlos Rivera; los ex dirigentes del partido, Francisco Javier Santillán, Francisco Morales Aceves y Ramiro Hernández García; los ex candidatos a la gubernatura Eugenio Ruiz Orozco, Jorge Arana y Arturo Zamora; el dirigente y el ex dirigente de la CNC, Gabriel Ponce y Ricardo Chávez, respectivamente, y Carlos Arias, por la CTM.

También el ex senador y aspirante a dirigir al CESJAL, Raymundo Gómez Flores y… los aspirantes a la dirigencia Ismael Orozco Loreto y Javier Guízar Macías.

Todos ellos comandados por el actual dirigente, Javier Galván Guerrero, a quien se le responsabiliza de la convocatoria y de la exclusión de quienes consideran que debieron de haber estado y no fueron convocados.

Inconformidad, sospechosismo y malestar causó entre un sector de priístas esta reunión.

De entrada, los ex presidentes del PRI, José Martín Barba y Oscar de la Torre Padilla, le cuestionaron a Galván Guerrero por qué ellos no fueron convocados con esa calidad a dicha reunión.

La secretaria general del partido, Sofía Valencia Abundis, tampoco fue convocada y recriminó que no se le respete su representación. “Debe de haber una motivación muy especial a que estando la representación de la dirigencia nacional, no se reconozca que hay una secretaria general que fue electa y que, por lo tanto debe tenerse respeto a la representación”, dijo.

Agregó en tono molesto: “Los dos delegados (Aguilar y Mejía) deben ser conscientes de que hay representaciones que no se pueden desdeñar ni evitar, porque estarían dando señales de no inclusión”.

La también aspirante a dirigir al partido, dijo que el haber convocado sólo a Orozco Loreto y a Guízar Macías “deja lugar a suspicacias y se empieza a penetrar en el mundo de la rumorología que no le hace bien a nadie”.

A su vez, el diputado Abel Salgado Peña confesó que le preocupa cuál fue el objetivo final de esa reunión excluyente. “Me parece que no es posible ya, en este tiempo que vive el PRI, tomar en cuenta sólo a un selecto grupo con el propósito de ir tomando decisiones trascendentales para la vida del partido, desde una visión cupular.

“Sería interesante -agregó-, conocer cuáles fueron los criterios que ellos consideraron para conformar esta mesa y cuáles fueron los temas que ahí se tocaron”.

Sin embargo, consideró que no pudo haber habido otro tema a tratar que el relevo en la dirigencia estatal, “pues es (el tema) que nos ocupa y el más importante que tenemos en puerta y sobre el que debemos de opinar todos los priístas, pues no es suficiente la opinión de algunos cuantos”.

Por su parte, Eugenio Ruiz Orozco consideró que “nadie tiene por qué inquietarse” ni debe “causar escozor a nadie” esta reunión. “A mí me parece que son suspicacias de más. En el fondo, pasa lo que siempre pasa: que los que tienen algunas ganas y no son invitados, suponen que se van a tomar en lo oscurito decisiones que corresponden a un colectivo. Creo que están viendo moros con tranchete. Son ganas de ver más allá de lo que la realidad enseña”, concluyó.