Dice el dicho que “unas de cal por otras de arena”…

Y este dicho parece que lo hizo suyo el empresariado jaliscienses que en esta administración alfarista ha sido no un aliado del gobierno -como lo fue en épocas idas-, sino un poder fáctico sometido a los deseos del Poder Ejecutivo, como lo son también el Legislativo y el Judicial.

Sin pensarlo dos veces, mucho menos analizando las consecuencias, el sector privado se apostó en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres y “arropó” al entonces gobernador electo, Enrique Alfaro Ramírez, en su primer enfrentamiento abierto en contra del presidente electo de la República, Andrés Manuel López Obrador. El costo a pagar ha sido alto: las “cúpulas” empresariales de Jalisco no han sido recibidas en Palacio Nacional, como sí lo fueron ya las de Nuevo León y el Estado de México.

Posteriormente, más que jugar un papel preponderante en la Mesa Económica integrada ante la emergencia de la pandemia del Covid-19, terminaron siendo unos simples “empleados” del Ejecutivo con el que no tubieron reparos en exaltarlo como lo mejor que le pudo haber sucedido a Jalisco y propinándole un largo aplauso de pie a petición del entonces presidente de la Cámara de Comercio, Xavier Orendáin de Obeso, luego de ofrecerle un largo discurso lleno de elogios. Hoy Orendáin de Obeso es parte del gabinete alfarista como Coordinador General Estratégico del Gabinete de Desarrollo y Crecimiento Económico -en sustitución de Alejandro Guzmán Larralde-, y de quien se dice que no solamente es muy cercano al gobernador sino que ya demostró que su influencia al interior del gobierno va en franco crecimiento.

Como integrantes de esta Mesa Económica, que estuvo a cargo del ex coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, Mauro Garza Marín -hoy flamante diputado federal por el partido Movimiento Ciudadano-, los empresarios no sólo validaron y legitimaron todas las decisiones que tomó el Ejecutivo en materia económica, sino que tuvieron la “brillante iniciativa” de proponerle que endeudara al estado con 6 mil millones de pesos que dócilmente le aprobaron sus otros “empleados”, la mayoría de los diputados de la pasada LXII Legislatura. Para nadie quedó duda que simplemente disfrazaron como una “propuesta” suya la decisión tomada por Alfaro Ramírez, y también dócilmente asumieron la responsabilidad y el costo público de ello.

La más reciente muestra de que los empresarios de Jalisco perdieron cualquier gesto crítico al gobierno y al poder que con mucha honorabilidad hicieron valer los verdaderos “cúpulos” empresariales de las décadas de los 80’s, 90’s e inicios del nuevo milenio, fue el aceptar sin ningún reparo, y mucho menos una abierta oposición, la iniciativa del gobernador de incrementar el Impuesto Sobre Nómina del 2% hasta llegar al 3% en 2023, cuando en su momento como diputado perredista Enrique Alfaro se opuso al aumento de ese impuesto -y que sólo era del 2 al 2.3%-, planteado en ese entonces por el Cesjal.

Pero parafraseando el dicho del inicio, yo diría que los empresarios lo aplicaron diciendo: “muchas de cal, por algo de arena”. O sea, mucho le han servido al Ejecutivo estatal como para no solicitarle algo a lo que no podía negarse.

Y es así que se asegura en los corrillos del gobierno estatal que la intempestiva salida de Diedra González, como fugaz secretaria de Desarrollo Económico (SEDECO), fue a causa del veto que pusieron los empresarios a su designación, pues es la funcionaria con la que tendrían que tratar; finalmente el gobernador aceptó y le pidió su renuncia. Se asegura que la ex funcionaria había sido herencia de Guzmán Larralde, pero los empresarios se interpusieron en su camino. ¿Las razones del veto? Han preferido mantenerlo en secreto.

Otro veto que impusieron los empresarios -y al que el gobernador tampoco pudo negarse, se asegura en dichos corrillos-, fue la designación del ex alcalde de Zapotlanejo, Héctor Álvarez Contreras, como titular de la Secretaría Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), no obstante que el mismo gobernador ya le había extendido la invitación para asumir este cargo e, incluso, Álvarez Contreras ya se había puesto en contacto con destacados productores del campo para ir conociendo el nuevo terreno en el que se iba a desempeñar. Pero finalmente el gobernador lo “desinvitó” sin decir “agua va”. Los empresarios se opusieron a su nombramiento.

Y es que la designación de Álvarez Contreras se decidió y anunció en “petit comité” junto con el nombramiento de Manuel Romo Parra como el nuevo dirigente estatal del partido Movimiento Ciudadano, como lo dimos a conocer con mucha antelación aquí en Marcatextos. Curiosamente el nombramiento de Romo Parra se cumplió, pero el de Héctor Álvarez no. ¿Las razones del veto? Es por todos conocidas.

Así, pues, al parecer los empresarios parecen estar contentos porque lograr “cortar una flor” del jardín de Casa Jalisco. ¿Será?