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Julio César Hernández
A 200 años del inicio de la guerra de Independencia y a cien años de la Revolución Mexicana, cuando hace diez años se dio por vez primera la alternancia en el poder de manera pacífica en el país, para el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, la sociedad mexicana, en general, y los jaliscienses, en particular, no están maduros para aplicar la revocación de mandato.
Tras comparecer ante los diputados en el marco de la Glosa del Informe, y entrevistado por los reporteros de la fuente, Guzmán Pérez Peláez dijo textualmente:
“Me parece que no está México ni Jalisco en este momento preparado para una iniciativa de esta naturaleza. De darse, la oposición a cualquier municipio estaría de inmediato reclamando en la primera oportunidad la revocación de mandato (y) entraríamos en una serie de dificultades y turbulencias políticas innecesarias”. 
¿Quién decide y bajo qué condiciones si los mexicanos estamos o no preparados para aplicar la revocación de mandato? ¿Por qué no estamos maduroz para esta figura y sí para la reelección? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para considerar que hay ya madurez política y democrática en nuestro país como para promover la revocación de mandato?
¿No será que bajo ese pretexto nuestros gobernantes tienen miedo de entregarle esa importantísima herramienta a la ciudadanía? ¿No será, más bien, que nuestros gobernantes y políticos no están suficientemente maduros para aceptar que la sociedad es capaz de decirles “¡Ya basta!” a pésimos gobiernos?
La falta de madurez y preparación para dar este trascendental paso está en nuestra clase política, no en la sociedad toda.