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Julio César Hernández
Estamos a cinco días de llevarse a cabo la elección en 14 entidades del país, en 12 de los cuales está en juego la gubernatura. En una de ellos, Tamaulipas, el proceso ya se tiñó de rojo con el asesinato del candidato del PRI a la gubernatura, Rodolfo Torre Cantú, quien registraba una ventaja inalcanzable a todos sus adversarios.
Es decir, ante este escenario, estamos hablando de que se asesinó al futuro gobernador de Tamaulipas. ¿Esto “amortigua” los hechos? Porque, ¿qué hubiese sucedido si a Torre Cantú lo acribillan siendo ya gobernador electo o gobernador en funcionaes? Sin duda que la crisis en el país hubiese sido peor, pues nunca se había registrado el asesinato de un Mandatario estatal.
Pero no fue así. Se asesinó a un candidato, quien era el virtual ganador de las elecciones del cuatro de julio próximo, pero candidato al fin.
¿Qué mensaje pretendió enviar el crimen organizado al país con este crimen, luego de que se llegó al nivel de asesinar a un candidato a gobernador? Este hecho recuerda el crimen contra Luis Donaldo Colosio, pero ese era otro país y entonces no se libraba una lucha contra el hampa organizada como ahora.
¿Qué viene ahora? ¿Cómo responderá el gobierno de Felipe Calderón a este desafío? Porque no todo puede quedarse en discursos a nivel nacional, sino que se requieren hechos…