En uno de sus espots previos a rendir su segundo informe de gobierno -que por cierto el Instituto Nacional Electoral ordenó retirar del aire-, el presidente Andrés Manuel López Obrador refiere que el papa Francisco afirma que ayudar a los pobres no es comunismo, como según él aseguran sus detractores.

Sin embargo, López Obrador ignoró o desconoce lo que respecto a los pobres dijo el Sumo Pontífice en su encuentro con los movimientos sociales de Paraguay el 15 de julio de 2015. Vale la pena recordar el fragmento de su discurso que fue el más aplaudido. Dijo:

“Un aspecto fundamental para promover a los pobres está en el modo en que los vemos. No sirve una mirada ideológica que termina usando a los pobres al servicio de otros intereses políticos y personales.

“Las ideologías terminan mal, no sirven; las ideologías tienen una relación o incompleta o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo. Por eso, fíjense en el siglo pasado (los 70’s, a donde nos pretende llevar López Obrador con su proyecto): ¿En qué terminaron las ideologías? En dictaduras siempre… siempre. Piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo…”.

“Primero los pobres”, fue el lema de parte de la campaña de Andrés Manuel rumbo a la presidencia y es parte del eslogan que ahora utiliza en su campaña por el segundo informe, ya en la presidencia. ¿Qué tan lejos está de utilizar a los pobres por la forma en que López Obrador los ve, como dice Jorge Bergoglio? ¿Alguien puede negar que utiliza a los pobres “al servicio de otros intereses políticos y personales? ¿Que tan lejano está el lópezobradorismo, la Cuarta Transformación, de “pensar por el pueblo” para “no dejar pensar al pueblo”?

Después de presumir que “en el peor momento contamos con el mejor gobierno” -afirmación muy lejana de la realidad, por supuesto-, y hablar de la pandemia, López Obrador destacó que en siete de cada 10 familias llegan cuando menos un beneficio o algo del presupuesto público, y que se ayuda por medio de los programas sociales a 23 millones de familias, con lo que “por el bien de todos, primero se rescata al pueblo”.

¿De veras se rescata al pueblo cuando contra los números mencionados en su informe el desempleo no se frena, el incremento a los precios es constante, los sueldos siguen siendo insuficientes, las escuelas no se dan abasto, los maestros siguen mal pagados, etc…?

Olvídense lo que haya dicho en su segundo informe, porque no hay diferencia con el de sus antecesores. Todos tienen una visión muy particular de la situación del país que es altamente contrastante con la realidad. Así lo escuchamos ayer y lo escucharemos en loos informes siguientes.

Pero es a lo pobres y su política asistencialista a lo que el lópezobradorismo le apuesta para mantenerse en el poder. A esa gran masa humana de necesitados, lamentablemente, es a los que la Cuarta Transformación pretende mantener como rehén electoral para el 2021 y el 2024, a través de los apoyos económicos que otorga y que a muchos de los beneficiados no les ayuda a mejorar su nivel de vida. Es ahí donde está lo que apuntó el papa Francisco en Paraguay: el modo en que el actual gobierno federal ve a los pobres. Es “una mirada ideológica que termina usando a los pobres al servicio de otros intereses políticos y personales”.

Esa será la política de Andrés Manuel López Obrador en este sexenio. Esa es la razón de aplicar políticas del siglo pasado, de la década de los setentas, de la época del echeverriato, del asistencialismo de control, y de oponerse a todo lo que él califica como liberalismo, como políticas de los conservadores, a quienes anota como enemigos del país, aunque pretenda matizarla con otros adjetivos.

Por eso insisto en que nadie se diga sorprendido. Son muchas las voces que advierten el verdadero fondo del proyecto de la Cuarta Transformación, y aunque haya quien se rasga las vestiduras cuando se advierte que su estilo de gobernar, sus acciones de gobierno, nos llevan a recordar al gobierno chavista de Venezuela, esa es la realidad, porque en política no hay causalidades.

Y si no, al tiempo…