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Julio César Hernández
A pocas horas de que la marabunta priista invada el Auditorio Telmex para conmemorar su 81 aniversario de la fundación del PRI,  son diversas las versiones que entre la militancia corre sobre las razones de haber elegido a Jalisco como sede de su magno evento.
Y la conclusión es un: para Beatriz Paredes Rangel, en Jalisco se siente como en su casa. Y, por tanto, ella tendrá los reflectores. Sólo ella.
Y así es. De madre jalisciense -nacida en Lagos de Moreno-, Paredes Rangel es una de las pocas priistas que mantienen un alto rating en este estado, comprobado en las dos últimas ocasiones en que ella ha buscado la dirigencia nacional: anteriormente contra Roberto Madrazo, ante quien finalmente perdió, y ahora que obtuvo la presidencia.
En ambas ocasiones Paredes Rangel obtuvo en Jalisco la mayoría de sufragios.
Pero no solo eso. Hoy, en Jalisco el priismo no da un paso si no es con la anuencia de su dirigente nacional, no obstante que se diga que ella es muy respetuosa de la decisión del priismo jalisciense. Sin embargo, hasta el momento ella ha colocado todas y cada una de las piezas en el tablero tricolor.
Y más allá: ella decidió quién sería el coordinador de la bancada tricolor en el Congreso, quién ocuparía tales o cuales comisiones legislativas y hasta quién sería el secretario general. Nada más así.
Si bien el programa para esta tarde considera que hagan uso de la palabra el dirigente estatal Rafael González Pimienta; un candidato a una gubernatura, cuyo nombre no se reveló, así como un candidato a una de los cientos de alcaldías que estarán en juego, el de Beatriz Paredes será el discurso que destacarán todos los medios de comunicación a nivel nacional.
Los reflectores serán hoy para Beatriz Paredes Rangel. Nada más. Aunque pudiera por ahí escurrírsele el mexiquense Enrique Peña Nieto, como el gran actractivo para la militancia.
El acto de aniversario buscarán, por supuesto, que sea un acto de y para la dirigente nacional. Lo que venga después, ya se verá en su momento, han dicho no pocos priistas que le entienden a este juego de las señales entre líneas.