Gilberto Pérez Castillo
A Bógota, Colombia, una de las ciudades pioneras en sistemas de transporte similares al Macrobús, lo barato le acabó saliendo muy caro y por eso desde el año pasado iniciaron los trabajos para construir su propio sistema de tren eléctrico.
Quienes promueven como una obsesión este negocio privado de transporte, esgrimen como uno de sus argumentos que el Macrobús es un opción más barata que el tren ligero o tren eléctrico.
Sin embargo, el costo real del Macrobús no se limita únicamente al que representa la construcción de las estaciones y el arreglo de las calles para que circule, sino que incluye otros costos que van apareciendo con el tiempo.
En Bógota, el Transmilenio (sistema equivalente al Macrobús), con el paso de los años fue acumulando costos para la ciudad que no se consideraron a la hora de hacer el proyecto.
1. La expropiación de fincas en aquellas avenidas donde no caben los carriles especiales para los autobuses articulados.
2. El mantenimiento de las calles y las estaciones.
3. El rescate urbano de todas las zonas que el Transmilenio acabó deteriorando, convirtiéndolas en zonas inseguras, sucias y devaluadas.
4. Las indemnizaciones a los propietarios de las fincas que se devaluaron con el deterioro urbano causado por las rutas del sistema.
Por todos estos gastos acumulados, al hacer cuentas las autoridades de la ciudad de Bógota reconocieron que al final les hubiera salido igual o más barato haber construido desde el inicio los mismo kilómetros de tren eléctrico que los del BRT (nombre técnico del Transmilenio).
Y por eso, la ciudad que ha servido de inspiración y ejemplo al gobierno de Emilio González y a los promotores privados del Macrobús decidió en el 2009 iniciar la construcción de su primera línea de tren eléctrico, lo que hicimos en la zona metropolitana de Guadalajara hace más de 20 años.