Si Morena y sus partidarios en Jalisco tienen al menos la mínima intención de obtener representación política a través de las elecciones del 2024, no tienen tiempo que perder y deben comenzar a trabajar desde ahora.

Deben corregir el repetido error que cometieron luego las elecciones del 2015 y 2018, pues una vez concluidos los comicios se echaron en sus laureles a esperar el siguiente proceso, lo que dio pie a una gran desorganización y a que desde el centro les enviaran a delegados que desconocían, y nunca comprendieron, la dinámica, lógica y actuación de los jaliscienses, llevando a los morenistas a la tercera derrota consecutiva en la entidad.

Dos cosas quedaron claras este proceso; lo primero es que Morena, al igual que la mayoría de los otros partidos, deja en el campo de batalla una generación nueva de actores rumbo al 2024, basta con ver la cantidad de jóvenes que participaron como candidatos y, que en el caso de Movimiento Ciudadano, lograron ya un interesante juego político; lo segundo es que nadie al interior del partido lopezobradorista puede decir que tiene más canicas que otro, porque la elección dejó al descubierto que la mayoría de los morenistas siguieron el manual priista de la simulación.

Los jóvenes que pueden empezar un camino de éxito rumbo al 2024 con la casaca de Morena tienen que ser los que estén 100% convencidos de lo qué es y representa el Presidente Andrés Manuel López Obrador y la llamada Cuarta Transformación para sus proyectos políticos. Algunos nombres que ya destacan en este tema son Alejandro Puerto, Juncal Solano, Alejandro López Ibarra, Sofía Lameiro, Liliana Olea y Rodrigo Cornejo, a quienes valdría la pena ponerles una mirada a su actuar y caminar desde ahorita.

Los viejos “fundadores” y los recién agregados neomorenistas deberán entender que los jóvenes no serán el futuro de este partido, sino que son el presente, qué tienen la capacidad operativa y política no sólo para “incluirse” dentro de una planilla, sino para formar y encabezar el partido rumbo al próximo proceso electoral.

Sin embargo, al mismo tiempo estos jóvenes deberán comprender que esto no se trata simplemente de manejarse en redes sociales; que por el contrario, tendrán que sumar con las diferentes expresiones, generar escuela de cuadros políticos, convencer con un sólido proyecto de unidad que garantice la participación de todas las generaciones y grupos que deseen construir y, lo más importante, recorrer todo el estado sin simulaciones.

De no ser así, aquel presidente municipal, diputado, senador, ex candidato perdedor o “líder moral” que quiera imponer una propuesta -o autoimponerse como propuesta– se topará con la resistencias de los grupos antagónicos y dará pie y entrada a repetir las historias del 2015, 2018 y 2021 en las que, ante el conflicto, tuvieron que esperar la llegada de un nuevo delegado enviado desde las oficinas centrales para “conquistarlos”, pero que lejos de cumplir su función solo sumaría divisiones internas y los llevaría nuevamente a una derrota catastrófica