Llegado el momento, con más frialdad, tendrá que hacerse un serio análisis del papel que jugaron en el recién pasado proceso electoral los delegados José Narro Céspedes y Yeidckol Polevnski. Su actuación y las decisiones tomadas, sin duda alguna influyeron para el fracaso que sufrió Morena en las elecciones locales comparativamente con lo obtenido en el terreno federal en el que se habría involucrado el ex delegado Alejandro Peña como responsable.

Aún con la “sangre caliente”, los morenistas culpan principalmente a Polevnsky de haber sido la culpable de los resultados obtenidos no sólo en Guadalajara donde puso especial atención para apoyar a Carlos Lomelí Bolaños sino en gran parte del territorio de la zona metropolitana a excepción de Tonalá, en donde triunfo el candidato Sergio Chávez Dávalos. Hasta el momento de escribir estas líneas, oficialmente no había resultados de la elección en Tlaquepaque donde Morena y Movimiento Ciudadano peleaban metro por metro.

A reserva de analizar también con detalle lo que sucedió en Zapopan, en Guadalajara fue notorio el voto diferenciado de los morenistas que, sin rubor alguno, le dieron la espalda a su candidato Lomelí Bolaños y apoyaron a su adversario Jesús Pablo Lemus Navarro, aunque cumplieron con enviarle al presidente Andrés Manuel López Obrador el mayor número de diputados para la Cámara de Diputados, pues lograron que el resultado fuera de tercios y que de las siete diputaciones ganadas dos fueran precisamente de Guadalajara: el nueve con Rocío Corona Nakamura -que es un caso a analizar- y el 11 con Claudia Delgadillo González, quien supuestamente era la coordinadora de la campaña de Lomelí.

Un buen amigo y agudo observador del acontecer político anotó el “atropello” del que fue objeto Carlos Lomelí en los cuatro distritos electorales en Guadalajara, pues las cifras no coinciden entre lo que obtuvo el candidato morenista a la alcaldía con los votos obtenidos por los candidatos del mismo partido a San Lázaro y sí, en cambio, son similares a los que se registraron a favor del candidato de Movimiento Ciudadano.

Y eso se advirtió cuando el cómputo de actas era del 75%. De acuerdo a los números registrados en ese momento, los candidatos a diputados federales de Morena en esos cuatro distritos tapatíos registraban el siguiente número de votos a su favor: Distrito 8, 34 mil 401; Distrito 9, 43 mil 772; Distrito 11, 46 mil 483; y Distrito 14, 44 mil 829. En total, la suma daba: 169 mil 485 votos para los abanderados morenistas.

Curiosamente, en ese mismo tenor los votos registrados a favor de Lemus Navarro en los mismos distritos era de 165 mil 269. ¿Y qué votación registraba Carlos Lomelí? Anoten: 90 mil 678 sufragios. O sea, había una diferencia de 78 mil 807 votos que se depositaron a favor de los aspirantes morenistas a la Cámara de Diputados, pero que no se depositaron en la urna para presidente municipal a favor de Lomelí Bolaños.

Y sin duda que esa fue la tendencia con la que concluyó la totalidad de la votación en Guadalajara.

Más allá de los factores externos que determinaron el resultado para la presidencia municipal de Guadalajara, los errores al interior del equipo de Carlos Lomelí fueron determinantes para que la derrota se haya dado en los niveles que se registraron. Hubo muchas equivocaciones que terminaron por influir en la toma de decisiones que también llevaron a obtener un resultado negativo. Se dejaron varios “heridos” en el camino que, sumados a los de procesos electorales anteriores, simplemente aprovecharon el momento para “cobrar la factura”.

Y lo que nadie puede negar es que los verdaderos enemigos de Lomelí Bolaños los tenía en casa, porque afuera lo que había eran adversarios.

Y si no, al tiempo…