¿Qué pensará el presidente Andrés Manuel López Obrador de que como gobernador electo de Jalisco Enrique Alfaro Ramírez se le haya enfrentado en su primer acto público desde la plaza de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres y mantenido esa actitud de confrontación durante casi tres años, y que ahora quien busca sucederlo, Jesús Pablo Lemus Navarro, se manifieste abierta y públicamente -en cadena nacional- en contra de sus programas sociales?

Hoy López Obrador estará en Jalisco para inaugurar obras de abastecimiento de agua para lazona metropolitana de Guadalajara y posiblemente visite la presa El Zapotillo, aquella a cuya construcción se opuso Alfaro Ramírez como candidato a la gubernatura y que hoy presume como logro propio. La visita del Mandatario federal, sin embargo, se registra en un ambiente más cordial, menos tensa, que aquellas primeras visitas que hizo como presidente de la República cuando el gobernador jalisciense se ufanaba de ser el defensor del federalismo y el justiciero fiscal, cuando amenazaba con crear una nueva Constitución del Estado, refundar Jalisco y sacar a la entidad del Pacto Fiscal.

Los recursos federales para concluir esta presa y para la construcción de la Línea 4 del Tren Ligero, son un gesto de López Obrador en respuesta al cambio de actitud que registró el Mandatario estatal desde aquella visita que le hizo a Palacio Nacional aquel 14 de febrero del 2021. A partir de entonces, nada de levantarle la voz ni retar al gobierno federal y al presidente de la República; nada de andar organizando alianzas federalistas con gobernadores opositores a la 4T, muchos de los cuales terminaron también “doblándose” y hasta “entregando” sus estados en las elecciones locales al partido del presidente.

Será interesante conocer el discurso de López Obrador en la inauguración de estas tan necesarias obras hidráulicas. Quizás haya depositado en el baúl de los recuerdos los agravios recibidos y hoy simplemente se dedique a “echarle flores” a un gobierno y un gobernador que, como él, ya va de salida y que terminó peleándose con la dirigencia nacional del partido que lo postuló. Hoy Andrés Manuel vendrá, quizás en una de sus últimas visitas como presidente, a un estado políticamente muy diferente al de años anteriores. A un estado que quizás ya cuenta entre los que su partido podría gobernar, tras un posible triunfo el dos de junio próximo.

A un estado en el que quien pretende suceder a Enrique Alfaro, Jesús Pablo Lemus Navarro, declaró sin rubor alguno que “esta elección no era en contra de la candidata de Morena”, refiriéndose a Claudia Delgadillo González sin mencionarla por su nombre, sino que “esta elección es en contra de los programas sociales” del presidente López Obrador, del gobierno federal, de la 4T.

Todavía hay muchos que no terminan por entender la declaración de quien ahora se ha dedicado a negar que dijo lo que dijo. El mismo que denunció que “los ‘chilangos’ vestidos de guinda” pretendían venir a apoderarse de Jalisco, El mismo que señaló que Morena -el partido de López Obrador- era la representación del priismo más corrupto. El mismo que reitera que el gobierno federal (o sea el de López Obrador), se está entrometiendo en el proceso electoral de Jalisco enviando operadores de distintos puntos del país para entregar dinero y utilizar los programas sociales -esos con los que está en contra-. El mismo que quiere ganar con un millón 600 mil votos a su favor. Podría lograrlo, ¿por qué no?

Ahora sólo falta que Lemus Navarro, ante el audio que reproduce lo que dijo, la visita de López Obrador y en su afán por negar que haya declarado estar “en contra de los programas sociales”, parafraseé lo que alguna vez declaró el famoso “gober precioso” de Puebla, Mario Marín, cuando precisamente un mes de febrero, pero del 2006, en una entrevista con Carlos Loret de Mola, se refirió a aquella llamada que sostuvo con el empresario Kamel Nacif y que posteriormente quiso negar, asegurando que “sí soy yo, pero no es mi voz”.