Maggie G. Urzúa

I.- A diario se agudizan los casos de violencia e inseguridad en la entidad. Ante la impotencia y falta de estrategia por parte del Ejecutivo estatal, parece la llegada de la Guardia Nacional es el último remedio disponible.

Los factores para justificar la decisión son muy claros: inutilidad de las corporaciones policíacas locales, alza en homicidios (los cuales cada vez son más crudos) y aumento en delitos patrimoniales (aunque asegura el gobernador Alfaro que van a la baja).

La mayoría de efectivos de la Guardia estarán apostados en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Ese centralismo crónico padecido por las administraciones jaliscienses, en el cual el único foco que merece atención y “limpieza” son municipios de la ZMG y quizá Puerto Vallarta, ha dejado al desamparo el interior.

II.- La mayoría de ciudades medias y zonas de la entidad están sometidas al mismo yugo que ha obligado el “auxilio” del Gobierno de la República: sangre, pérdida de patrimonio y justicia inexistente.

Un ejemplo lo tenemos en la zona Sur, donde los tres factores para exigir la intervención de la Federación se cumplen a cabalidad.

Las direcciones de Seguridad Pública están hechas un mero adorno… cuando bien le va a la población, pues está documentada la participación explícita de policías en la comisión de ilícitos.

En Zapotlán el Grande se recuerda la aprehensión de tres elementos activos de su Policía Municipal, ocurrida en agosto de 2013 cuando fueron sorprendidos asaltando a un comerciante con sus armas de cargo. A los dos años lograron su liberación e insólita reinstalación en los puestos que ocupaban. Uno de ellos fue asesinado en el año 2015.

El bochorno de Tecalitlán aún sigue fresco. Tres oficiales y el entonces director entregaron presuntamente al crimen organizado a los tres italianos que permanecen desaparecidos.

Y si no abusan del poder, demuestran debilidad. Varios uniformados municipales perdieron la vida en homicidios dentro de Zapotlán, Zacoalco, Gómez Farías, entre otros, hechos que evidenciaron su enorme vulnerabilidad y falta de adiestramiento.

Aunque tan malos los “pintos como los colorados”: el 10 de junio un elemento de la Fuerza Única Jalisco apareció sin vida en Contla, municipio de Tamazula, bajo circunstancias sospechosas.

III.- Con unos guardianes del orden tan débiles, es natural el aumento en robos dentro de Ciudad Guzmán, una comunidad que perdió su tranquilidad, pues son cotidianos los atracos a viviendas, negocios, automóviles y autopartes.

El primer trimestre de 2019 los cuentahabientes de bancos comenzaron a padecer a los motoladrones, quienes los despojaron de miles de pesos para huir hacia Guadalajara, donde el Gobierno Municipal asegura haber detectado su origen.

En cuanto a homicidios, el promedio es de dos por semana en los 16 municipios que conforman la región. Esta semana se cumplió con la cifra: en Tamazula un masculino perdió la vida apuñalado en medio de una riña. En Gómez Farías apareció el cuerpo de un vecino de Ciudad Guzmán, con el tiro de gracia.

Si no queda otra alternativa para resolver la violencia e inseguridad, es necesario que la Guardia Nacional alcance cada zona del interior de Jalisco. No importa si los reflectores son menores para el Gobierno del Estado, la población está padeciendo los mismos problemas y requiere la misma atención.