Gilberto Pérez Castillo
José Manuel Correa Ceseña, el nuevo Secretario General del Congreso del Estado, es un político conocido entre algunas generaciones de políticos. Sin embargo, pudiera ser desconocido para la mayoría de los jóvenes jaliscienses.
La historia política de José Manuel Correa inicia en la política estudiantil de los 60 y 70s, años en los que fue presidente de la sociedad de alumnos de la entonces Facultad de Derecho de la Universidad de Guadalajara y posteriormente presidente de la otrora poderosa Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) de 1973 a 1975. A Correa le correspondió dar el cambio de perfil de los dirigentes fegistas, de los pistoleros a los de perfil más académico.
A partir de ahí forjó una carrera política dentro del llamado Grupo FEG-Universidad y en las filas del Partido Revolucionario Institucional.
En la Universidad de Guadalajara llegó a ser Director del Departamento Escolar y Secretario General y no llegó a ser Rector porque el entonces jefe político del grupo -Alvaro Ramírez Ladewig- decidió saltarse el escalafón y designar a Raúl Padilla López como el sucesor de Enrique Alfaro Anguiano.
En el PRI fue presidente del Comité Directivo Estatal de 1995 a 1997, cuando el priismo estaba ya en la oposición, y le tocó encabezar la primera recuperación electoral de su partido en la elección intermedia del sexenio de Alberto Cárdenas Jiménez. También presidió el capítulo Jalisco de la Fundación Colosio y ha sido consejero estatal y nacional de su partido.
Fue secretario de Educación Pública de Jalisco en la administración del gobernador Guillermo Cosío Vidaurri, regidor del Ayuntamiento de Guadalajara, diputado federal y dos veces diputado local (en la LV Legislatura local fue coordinador de la fracción parlamentaria del PRI).
Correa es uno de los políticos jaliscienses más cercanos a Beatriz Paredes Rangel, la dirigente nacional del PRI.
A José Manuel Correa se le reconoce una amplia formación académica y política, forjada tanto por su trayectoria como maestro universitario como por su arraigado gusto por la lectura, sobre todo de libros relacionados con la ciencia política.
Es un caso raro entre nuestra clase política actual, por ser un político con una amplia cultura política, además de respetuoso y respetable.