Si en el partido Movimiento Ciudadano hubo quienes nunca dudaron de quién sería el candidato a la presidencia municipal de Zapopan, esos fueron: los dirigentes nacional y estatal, Clemente Castañeda y Ricardo Rodríguez, respectivamente; el presidente municipal, Jesús Pablo Lemus Navarro; y el elegido, el ungido: Juan José Frangie Saade.

Y ni que decir del jefe político del grupo: el gobernador Enrique Alfaro Ramírez.

Todos ellos dejaron correr el juego de los múltiples aspirantes, que se apuntaran todos los que quisieran, pues eso ayudaría a ver a Zapopan como “la novia bonita” -como la describió el propio Frangie- y la más deseada, al tiempo que se le quitaba presión a la que es la verdadera “joya de la corona”, la candidatura a Guadalajara, despejándole así el camino a Ismael del Toro Castro.

Claro, el juego perverso se descubrió luego cuando se confirmó que algunos de ellos se registraron también como precandidatos a una diputación. Esto no habla bien de quienes lo hicieron, por supuesto; por honestidad y respeto a esos zapopanos que pretendieron engañar, debieron de haber renunciado a su aspiración a la alcaldía o no haberse apuntado para una diputación. Pero sabían cuál era el juego y tenían que jugarlo. Y lo jugaron hasta el final, porque así era el acuerdo.

Hubo quienes creyeron que la contienda era en serio y que era una competencia, que no había “dados cargados” y que podían resultar ganadores o revertir una decisión ya tomada, y trabajaron para eso. Pero todo fue infructuoso.

Tampoco fue real aquello de que esta candidatura fue una lucha de fuerzas entre el alcalde Lemus y el gobernador Alfaro y los dirigentes Castañeda y Rodríguez, y que quien ganó la contienda fue Jesús Pablo. Nunca hubo nada de eso porque ya todo estaba acordado con antelación. El propio munícipe lo presumió a los “cuatro vientos” cuantas veces tuvo oportunidad.

Pero, bueno, tenía que llegar el momento en que, como en esos concursos de televisión, les tenían que dar las gracias por participar y acabar con la simulación, por no llamarla farsa. Claro, algunos salieron con reintegro y otros simplemente se hicieron a un lado y aparecieron hoy acompañando al ungido, pues el objetivo es enviar una señal de “unidad”.

El discurso del dirigente estatal Rodríguez Jiménez fue simplemente la lectura de un guión muy elaborado, porque nunca se realizó lo que ahí dijo: “Después de un proceso interno, de mucho diálogo y mucha generosidad de quienes participan activamente en este municipio, hemos llegado al acuerdo de poder presentar una candidatura que sea una oferta completamente competitiva para poder refrendar el respaldo de los zapopanos para la próxima administración municipal”.

¿De veras todos los aspirantes reconocieron y aceptaron que ninguno de ellos era “una oferta completamente competitiva” y que sólo lo era Frangie? Al menos así lo dijo Ricardo Rodríguez.

Así, pues, en Movimiento Ciudadano se puso fin a una obra muy bien montada en Zapopan, pero donde nadie cantó algo así como “rata de dos patas”. Simplemente se le abrió paso al elegido por “dedazo”, porque había que cumplir un acuerdo tomado en la mesa alfarista y cumplirle al alcalde, Jesús Pablo Lemus Navarro, el compromiso de que él impusiera a su candidato.

Claro, sobre Lemus recaerá el peso de obtener el triunfo, algo que a diferencia de años anteriores no es predecible.