Julio César Hernández
No hay duda que en el PRI nada más no dan una y se les hace “más bolas el engrudo”.
A la renuncia de José Manuel Carrillo y José Luis Monterde, se decide que Patricia Retamoza reasuma su responsabilidad como secretaria general y que Rafael Castellanos deje la presidencia de la Comisión de Procesos Internos para sustituir a Monterde.
De hecho, como lo señalamos en su momento, Carrillo Rubio era un secretario general “espurio”, pues siendo secretario de Organización, de acuerdo a los Estatutos del PRI, por prelación se hizo cargo de la secretaría general a la salida de Retamoza.
Sin embargo, luego fue relevado de la secretaría de Organización y se designó a Salvador Rizo, quien por Estatutos debió,también por prelación, asumir como encargado de la secretaría general, con lo que José Manuel Carrillo dejaba de tener responsabilidad alguna en el comité estatal.
Pero Guízar lo dejó ahí, cuando es un espacio cuyo titular elije el Consejo Político y los Estatutos señalan quién debe cubrir su ausencia.
Por otro lado, Retamoza Vega tendrá que volver a dejar la secretaría general, pues a partir del tres de mayo iniciaría su campaña en el distrito 15, con lo que o Rizo Ayala se queda a cargo del despacho o se elije a un nuevo secretario general, pues difícilmente podrá atender las dos responsabilidades.
Y todo esto, a la vuelta del inicio de las campañas políticas.