Parecieran cosas del destino, pero los protagonistas de la fotografía que acompañan este texto aparecen como mera coincidencia:
Enrique Alfaro Ramírez, tomando la protesta a Salvador Caro Cabrera como Comisario de Seguridad Pública de Guadalajara. Uno de los tres testigos mudos de la escena: Emilio González Márquez a través de la pintura (a la espalda de Caro) que reposa en la sala de ex presidentes tapatíos.
Cosas veredes, cosas del destino.
Pero más allá de la escena que hubo quienes creyeron no íbamos a ver porque presuntamente Salvador Caro había reprobado los exámenes de control y confianza, el tema sobresale por las declaraciones que ayer hizo ante los reporteros el presidente municipal de Guadalajara cuando lo interrogaron sobre los exámenes al hoy Comisario. Textualmente dijo:
“A ver, yo insisto: Lo que nosotros estamos esperando es que nos den los elementos para poder estar en condiciones de cumplir lo que establece la ley. Los exámenes o son aprobatorios o no lo son. Y si no lo son, no vamos a nombrar a nadie. Entonces todo está en orden. La policía está funcionando correctamente. No hay vacío de ningún tipo y las cosas van caminando…”.
Las preguntas obligadas saltan a la vista:
1. ¿Es un capricho designar a Salvador Caro Cabrera comisario de Seguridad Pública?
2. ¿Es la Comisaría un cargo exclusivamente para ser cubierto por Salvador Caro Cabrera?
3. Si bien se desconoce el monto y aunque parezca algo sin mayor importancia, ¿no puede significar un ahorro para las arcas municipales el sueldo que va a ganar Caro Cabrera como comisario de Seguridad Pública?
4. Si a 22 días de la actual administración “todo está en orden” y “la policía está funcionando correctamente”, ¿para qué nombrar entonces a un Comisario de Seguridad Pública?
5. Si “todo está en orden” y “la policía está funcionando correctamente”, ¿no existe el riesgo de que el nuevo Comisario de Seguridad Pública llegue a desordenar todo y la policía comience a no funcionar como debe de ser?
Las preguntas anteriores surgen a partir de las declaraciones del alcalde Alfaro Anguiano, pero al mismo tiempo permiten encontrar respuestas de carácter político como las siguientes:
1. ¿Enrique Alfaro consideró a Salvador Caro como un potencial adversario para el 2018 si se hubiese quedado como diputado en el Congreso estatal?
2. La designación de Caro Cabrera como Comisario de Seguridad, ¿responde únicamete a una “carta” que Alfaro “se sacó de la manga” de último momento porque no encontró quién cubriera el perfil para ese cargo o fue una decisión fríamente calculada?
3. ¿Es la Comisaría de Seguridad Pública el espacio indicado para que Caro Cabrera, potencial adversario político de Alfaro, se “desgaste” y quede descartado para aspirar a Casa Jalisco en 2018?
4. El hecho de que no hubiese pasado los exámenes de control y confianza y eventualmente asumiera su responsabilidad como diputado en el Congreso del Estado, ¿era suficiente para que quedara marcado y descartado para el 2018?
Estas y muchas preguntas más surgen a partir de las declaraciones de Enrique Alfaro en el sentido de que si hay un comisario de seguridad en Guadalajara ese debe ser Salvador Caro; si no era él, entonces no era obligado ni valía la pena designar a otra persona en el cargo.
Entonces: ¿Por qué un Comisario de Seguridad Pública? ¿Por qué forzosamente debería de haber sido Salvador Caro Cabrera?
reza el dicho: “Piensa mal, y acertarás…”.