De acuerdo a la investigación realizada por la Contraloría Municipal de Guadalajara, Tomás Vázquez Vigil, secretario general del Ayuntamiento con licencia, es ajeno a cualquier irregularidad encontrada en la Dirección de Inspección y Vigilancia y lo que tenga que ver con el caso de los vendedores ambulantes.
Hay quienes están de acuerdo y quienes están en desacuerdo con el resultado de esta investigación encargada por el presidente municipal Ramiro Hernández García.
Tras conocerse este resultado, Hernández García dijo ante los medios de comunicación que Vázquez Vigil podía regresar a su cargo como secretario general al concluírsele la licencia solicitada de 30 días, que en él estaba la decisión de hacerlo o no, independientemente de las voces que con y sin sustento claman que no lo haga.
Más allá de quienes piensan con el cerebro y conectan a éste la lengua antes de hablar y de quienes emiten declaraciones y opiniones simplemente con el hígado o el estómago, Tomás Vázquez Vigil no debe regresar a la secretaría general del Ayuntamiento de Guadalajara por una simple razón, básica para el buen desempeño de su responsabilidad y responder a la confianza puesta en él por el alcalde, amén de darle al gobierno municipal resultados positivo.
Vázquez Vigil no debe regresar a su cargo por una sencilla razón: rompió los lazos de comunicación y entendimiento con los entes con quienes un secretario general debe de mantener contacto directo y permanente.
Es demasiado tarde para que el ex dirigente nacional del magisterio pretenda recomponer lo que él mismo descompuso: el diálogo con las contrapartes. Estas contrapartes le perdieron la confianza, nunca lo vieron como el interlocutor del gobierno ramirista, porque él mismo nunca hizo nada para serlo.
Dicen, no sé si en son de broma o en serio, que difícilmente iba a sacar adelante los asuntos propios de su cargo en el Ayuntamiento cuando los atendía en horario estricto de las 11:00 a las 15:00 horas.
Vázquez Vigil ya no es interlocutor del comercio organizado tapatío, llámese CANACO de Guadalajara, CANACO del Centro Histórico, comerciantes de Obregón y Javier Mina o ambulantes y semifijos. Tampoco lo es -no sé si alguna vez lo fue-, el interlocutor con las demás fracciones edilicias de oposición en el Ayuntamiento. Incluso, ni siquiera de sus propios compañeros regidores priistas.
Tomás Vázquez Vigil dejó de ser -la verdad creo que nunca lo fue- útil para la labor de gobierno de Ramiro Hernández. A estas alturas del juego ya no lo será, definitivamente. Tiene rotos todos los hilos, los canales, los conductos de comunicación con los demás. Y así, más que imposible.
Por eso no debe de regresar a la secretaría general del Ayuntamiento tapatío. Se le perdió la confianza, no por el presidente municipal, pero sí por el resto de los sectores de la sociedad, que es lo que importa.
Sólo por esa razón…