¿Qué mando cuidar el alcalde Enrique Alfaro Ramírez con los elementos de la Policía de Guadalajara que custodiaron el sábado pasado la obra “Sincretismo”: la “escultura perversa” -como la calificó el actor Eduardo Verástegui- o los más de cinco millones de pesos que derrochó en esta repudiada obra?
Por cuarta ocasión, cientos de católicos -las autoridades municipales estimaron alrededor de 2 mil- marcharon y se manifestaron en contra de la creación del artista Ismael Vargas que atenta contra su fe guadalupana, y advirtieron una vez más que seguirán haciéndolo hasta lograr su retiro.
En esta ocasión -registraron las crónicas periodísticas-, participaron en la procesión 51 jinetes de la Guardia Nacional Cristera y el actor Verástegui, quien se ha convertido en un referente del catolicismo en diversos eventos públicos en todo el país. Esta manifestación demostró que cada vez se incrementa el número de participantes y augura que conforme avance la protesta su número seguirá creciendo.
En su momento, el cardenal Juan Sandoval Iñiguez denunció que con la adquisición de estas obras escultóricas que han generado polémica, inconformidad y rechazo por parte de la ciudadanía, el alcalde tapatío hacía su “cochinito” para costear su próxima campaña a gobernador.
¿Será ésta la razón por la que Alfaro está aferrado a enfrentarse a la grey católica inconforme, se niega a retirar la escultura y advierte que no acatará la petición de los inconformes? ¿Deveras hay “gato encerrado” en la millonaria inversión y derroche del erario público que hace el gobierno municipal alfarista en obras en las que muy pocos consideran que vale la pena gastar?
Si la obra “Sincretismo” genera rechazo de un importante sector de católicos, la denominada “Pluma” colocada en el cruce de las avenidas Américas y Pablo Neruda genera vergüenza y, al mismo tiempo, indiferencia de los transeúntes que están más atentos a los semáforos que al rechazado homenaje que le hizo a los periodistas y escritores “caídos”.
Por qué Enrique Alfaro se empecina en enfrentarse a la ciudadanía, nos preguntamos una y otra vez. ¿Por qué en encapricha en mantener una escultura como la denominada “Sincretismo”, que mientras recibe apoyos virtuales en redes sociales, por otro lado, es repudiada por miles de ciudadanos de carne y hueso que marchan y se manifiestan en contra?
¿Deveras más que cuidar una obra de arte, lo que Alfaro manda custodiar con elementgos policíacos son los más de cinco millones de pesos que costó y que espera le beneficie en una campaña por la gubernatura, como lo denunció el cardenal Sandoval Iñiguez?
¿Hasta dónde está dispuesto a estirar esta “liga” quien aspira a convertirse en el gobernador de Jalisco, con enfrentamientos verbales y físicos con sus gobernados?
¿Por qué se aferra a enfrentarse a la grey católica de Guadalajara?