Soy un convencido del sistema de partidos. Soy un convencido de que debe existir un porcentaje mínimo para que un partido político obtenga y mantenga su registro, suficiente para ganarse el respeto y apoyo de la ciudadanía y no para que sirva de “satélite” a  alguno de los grandes partidos existentes, no para que sea un partido “familiar” que sobrevive gracias a sus alianzas con un partido mayor, no para que sea un partido político propiedad de una camarilla que ofrece sus franquicias al mejor postor.
Soy un convencido de la reelección legislativa.
Muchas opiniones y posturas habrá en torno a los puntos anteriores. Cada quien tendrá su punto de vista. Habrá muchos a favor y muchos en contra. Seguro a otros les será indiferente.
Hoy nuestros diputados se encuentran discutiendo lo que será la reforma política-electoral en Jalisco. Sí, como siempre, no han sido capaces de anteponer el interés de la sociedad, de los jaliscienses, por encima de los de su partido, de los de sus grupos, y hoy se encuentran “entrampados” al “cuarto para las doce”, aun y cuando creen que nos “chupamos” el dedo e insisten en asegurarnos que van con los tiempos.
Sólo ellos saben qué quieren decir con eso.
Pero uno de esos puntos en los que afortunadamente ua están de acuerdo es el de la reelección legislativa y de presidentes municipales.
Yo hubiese preferido que ampliaran el período de gobierno de los alcaldes, pues sólo así tendrían el tiempo0 suficiente para cumplir las metas planteadas que difícilmente se pueden concretar en tres años, pues lo de la reelección lamentablemente no sólo dependerá de que hagan un buen gobierno, pues lograr esto depende de muchos factores no siempre al alcalce de los ediles.
Los diputados han coincidido en que los alcaldes podrán reelegirse por un período más; o sea, que podrían gobernar por seis años máximo.
En el caso de los legisladores, acordaron que pueden reelegirse dos ocasiones más; esto es, que pueden legislar durante nueve años de manera consecutiva.
Uno de los grandes problemas de nuestro sistema es la falta de una verdadera carrera legislativa. Sí, podrán decir que hay legisladores que prácticamente han hecho carrera al ser tres años diputados local, tres años diputado federal, seis años senador y posteriormente diputado local o federal nuevamente, etc, etc…
Pero lamentablemente la carrera legislativa de nuestros políticos depende de quiénes se encuentren en las dirigencias de sus partidos, de si forman parte del grupo o de la corriente que en ese momento tiene el control del instituto político, independientemente de su capacidad o de su labor realizada en su paso por el Congreso de los estados o por el de la Unión.
Hoy quiero creer que el aprobar la reelección legislativa permitirá a quienes tienen esta vocación hacer una verdadera carrera parlamentaria en beneficio de los ciudadanos que representan y que con sus votos los llevan al Palacio Legislativo. Hoy quiero creer que llegarán al Congreso del Estado no sólo para cumplir como parte de la fracción “silente” -aquella que sólo aciude a votar… y a cobrar-, sino para realizar una tarea legislativa con el impacto positivo suficiente que el ciudadano vuelva a refrendarles su apoyo en una o dos ocasiones más.
Hoy quiero creer que quien tiene la vocación parlamentaria y llegue por vez primera al Poder Legislativo, mantendrá un contacto estrecho con sus electores para responder a su favor con el trabajo en el Congreso, hacer de esta manera carrera legislativa y no convertirse en un vulgar “chapulín” que se acostumbra a vivir del erario público sin dar nada a cambio.
Bien por los diputados que acordaron aprobar la reelección legislativa. Ahora estará en manos de las dirigencias de los partidos políticos proponerle a la ciudadanía a sus mejores cuadros para el trabajo y la carrera legislativa.
Ojalá y así sea.