Con un gesto de inconformidad se ha visto la participación de algunos integrantes del comité estatal del PAN en la promoción de quien lleva ventaja entre los prospectos a la dirigencia estatal, Miguel Ángel Martínez Espinoza.
“No garantizan equidad en el proceso”, reclaman quienes cuestionan el hecho de que el presidente estatal con licencia, Miguel Ángel Monraz Ibarra; Octavio Esqueda, oficial mayor; y otros integrantes del comité como Álvaro Alatorre o el propio José Antonio de la Torre, por mencionar a quienes han sido vistos públicamente apoyando las aspiraciones de Martínez Espinoza.
Otros inconformes se remiten a lo que establece el artículo 22 de los Estatutos del PAN, que a la letra señala:
“… Para el caso de presidentes, secretarios, tesoreros y empleados o quien reciba alguna remuneración delpartido, deberán de atender a lo dispuesto por el artículo 59 del ROEM, que a la letra dice: ‘Artículo 59. Todos los órganos del Partido en cada entidad, deberán garantizar, en el ámbito de su competencia, el desarrollo de todas las campañas bajo condiciones de equidad. Asimismo, deberán de auxiliar a la Comisión Estatal Organizadora, en la planeación de actividades para la promoción de los candidatos y sus propuestas entre los militantes y facilitarán las instalaciones del Partido, sin privilegiar a ningún candidato…”.
Agrega este artículo que cualquier irregularidad al respecto puede ser denunciada ante la CEO por escrito y quien podrá solicitar el inicio de proceso de sanción ante el CEN o el CDE.
¿Deveras los simpatizantes de Martínez Espinoza e integrantes de la dirigencia estatal estarán “jugando con fuego” o caminando por la delgada línea de la imparcialidad o parcialidad? ¿Se mantendrán activos en estas manifestaciones de apoyo o preferirán hacerse a un lado para no correr riesgos de sanción? ¿O estarán convencidos de que no violan artículo alguno de sus estatutos?
No estaría por demás que revisaran y analizaran sus acciones y actividades si deveras quieren ayudar a Miguel Ángel Martínez, porque de otra manera el único mensaje que estarán enviando es que los estatutos sirven para lo mismo que la “carabina de Ambrosnio” y que primero están los intereses personales y de grupo que los del partido. Al tiempo.