Sábado 16 de junio. Desayuno en el restaurante El Cardenal de la capital del país. Los comensales: Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Manuel Camacho Solís, Jesús Zambrano y… Raúl Padilla López.
Dos o tres días antes, a Tonatiuh Bravo Padilla se le encomendó ser el enlace para que Padilla López aceptara sentarse con sus compañeros de mesa. Inicialmente sería cena, pero terminó en desayuno.
La voz cantante la llevó el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, seguido por el ex rector de la UNAM. Camacho y Zambrano prácticamente sólo acudieron de testigos. Poco hablaron. Manuel, porque prácticamente tiene una relación fría con Padilla López. Zambrano, porque parecía no estar muy de acuerdo con la exposición de los anfitriones.
El motivo del encuentro: pedirle a Raúl Padilla que convenciera a Fernando Garza Martínez, candidato del PRD a la gubernatura, de que se “bajara” de la elección, que declinara para dejarle el camino libre a Enrique Alfaro Ramírez, candidato del Partido Movimiento Ciudadano.
Sus argumentos: la rentabilidad de Alfaro Ramírez y una distancia de apenas seis puntos abajo del puntero, el priista Aristóteles Sandoval, según las encuestas en su poder y elaboradas por Covarrubias y Asociados, IMO e Instinto Marketing. Con eso, con la declinación de Garza Martínez, era suficiente para dar la “voltereta” y colocar, según ellos, a Alfaro por encima de Aristóteles.
Un día antes, el viernes 15, Marcelo Ebrard estuvo en Jalisco -al parecer a conocer y preparar el terreno- y pidió a los perredistas su voto para Alfaro, no obstante que ellos tienen como candidato a Fernando Garza. “Los que simpatizan con el PRD, yo les diría, compañeros, hay que votar por Alfaro porque podría ganar”, expresó Ebrard en una rueda de prensa ese día.
A su vez, Alfaro hizo su parte en un mitin el lunes 18 en Zapotlán el Grande, donde pidió el voto de los perredistas: “Tenemos que hacer un llamado al voto útil de la izquierda, a los perredistas, a que se sumen al proyecto estatal como lo sugirió Marcelo, para que se den cuenta que un voto por nosotros es un voto por lo mismo por lo que han luchado por muchos años”.
En ese desayuno n la capital del país, Padilla López les dijo a sus anfitriones que él no podía resolverles nada ahí, que necesita platicarlo con los liderazgos del PRD en Jalisco, pero que lo haría con una condición: “Que Enrique Alfaro haga una reivindicación de mi persona en público, porque no voy a ver por quien se ha hecho fama denostando mi persona”, dijo palabras más, palabras menos el ex rector de la Universidad de Guadalajara.
Terció entonces Juan Ramón de la Fuente y le dijo a Padilla que si lograba que Garza declinara la candidatura, ese grupo lo reconocería como el artífice del triunfo de la izquierda en Jalisco. “¿Y si no?”, preguntó Raúl. Marcelo le respondió: entonces lo harían responsable de la derrota.
Padilla López se dirigió entonces a Ebrard y le reviró: El único responsable de la derrota de la izquierda, no en Jalisco sino en México, serías tú, Marcelo, porque tú debiste ser el candidato (a la Presidencia) y no Andrés Manuel (López Obrador).
Y entonces el presidente de la FIL aprovechó para ir “desarmando” a sus interlocutores y les subrayó que este no era un problema de la izquierda sino del candidato a Gobernador (Enrique Alfaro), quien albergó la esperanza de ser el candidato por el PAN y que para ello se reunió en dos ocasiones con Josefina Vázquez Mota, quien le condicionó su apoyo a que se afiliara a Acción Nacional, cosa que no aceptó porque ya era una persona sin partido.
Además, les recordó que negoció con el PRI la candidatura al Senado con el que luego “rompió”; se concretó la coalición de la izquierda y él se encargó también de “romperla”, pese a que se le había dado prácticamente todo lo que pidió: tres diputaciones, medio comité estatal más el delegado que estaba con él, confiscó el dinero del PRD para su candidaturay prácticamente dejó al partido sin recursos…
Pero no sólo eso, les hizo ver que el empresariado de Jalisco que anteriormente financió al PAN, ahora estaba financiando a Enrique Alfaro; y que era socio de los enemigos de la Universidad a lo largo de los seis años. Y les preguntó a ambos, a De la Fuente y a Ebrard, si ellos se harían socios de Diego Fernández de Cevallos o de Felipe Calderón…