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Julio César Hernández

 

Abraham González Uyeda confirmó que es más fácil negociar con los aguerridos activistas de la APPO como subsecretario de Gobernación, que con sus propios compañeros diputados de partido como coordinador de la fracción en el Congreso del Estado.

 

Y si logró salir bien librado de las nada fáciles negociaciones con aquella agrupación oaxaqueña, aquí en Jalisco sumó su tercera  derrota en términos políticos que podría ser, inclusive, la más dolorosa y la que “sepulte” sus aspiraciones de continuar en esta carrera.

 

Recordemos que su primer tropiezo sucedió cuando aspiró a la presidencia municipal de Tonalá y fue derrotado por el priista Palemón García Real; el segundo se lo propinaron sus propios correligionarios cuando siendo subsecretario de Gobernación se operó con el propósito de convertirlo en el candidato del PAN primero a la alcaldía de Guadalajara y luego a la de Zapopan. Sus compañeros de partido le cerraron la puerta.

 

Y la tercera es esta, cuando obligado por las circunstancias al interior de la bancada legislativa no fue capaz de lograr conciliar en torno suyo a no pocos diputados inconformes, que lo obligaron a renunciar a la coordinación.

 

Si bien se registró una suma de causas por las que González Uyeda dejó la coordinación de su fracción, la principal y determinante en esta decisión fue el clima de inconformidad de sus compañeros diputados, por una serie de factores que lo rebasaron: económicos dentro de la fracción; administrativos dentro del Congreso; la falta de una agenda Legislativa en general y la ausencia de un rumbo concreto por parte de la fracción panista, entre otros.

 

No hay que olvidar la crisis interna que alcanzó incluso hasta al Comité Estatal, en el caso del reparto de los pesos y centavos, de los vales de gasolina y de los recursos humanos que reciben los diputados y que Abraham quiso disminuírselos.

 

A eso hay que sumarle la postura de un diputado no militante, pero sí simpatizante panista, que no lo reconoció nunca como su coordinador y sí, en cambio, lo retó abiertamente; la existencia de un grupo ajeno a su corriente; y la decisión de otro legislador, como José María Martínez Martínez, de irse “por la libre” y sumarse en algunos casos a las posturas asumidas por ese otro grupo de legisladores.

 

Que fue una decisión personal –dijo de manera reiterada Hernán Cortés-, claro que lo fue –aunque algunas versiones aseguran que el mismo dirigente estatal tuvo que ver en esa decisión-, pero obligado más por las circunstancias internas en su bancada que por el deseo de González Uyeda de hacer trabajo partidista en el resto del estado o en entidades donde habrá elecciones próximamente.

 

Sin duda que la coordinación legislativa era el mejor escaparate que Abraham González tenía para consolidar su proyecto de pelear la candidatura al gobierno estatal, pero hoy como uno más de los 17 diputados queda prácticamente en la “orfandad”, pues dudamos mucho que sus recorridos por los municipios le alcance para ser un serio aspirante.

 

Claro, siempre tendrá opción de un nuevo espacio, y que no nos extrañe si Abraham no concluye su gestión como diputado local.