Julio César Hernández
Quién sabe qué entenderían los dirigentes de las cúpulas empresariales cuando los alcaldes de Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque rechazaron la ejecución de la Línea 2 del Macrobús y, con ello, el que no se hayan aprovechado los casi mil millones de pesos dispuestos por la Federación para este proyecto.
Y preguntamos qué entenderían ellos porque habiendo sido muy claro el posicionamiento de Aristóteles Sandoval, Héctor Vielma y Miguel Castro, los empresarios han  reiterado que tienen la esperanza de que aquellos den marcha atrás a su decisión y le digan al Fonadín que siempre sí quieren los casi mil millones de pesos.
La misma esperanza han manifestado el gobernador Emilio González Márquez y algunos de sus colaboradores.
Pero el “no” de los alcaldes es un rotundo “no”. No hay vuelta de hoja.
El rechazar la realización de esta segunda Línea del BRT no fue una decisión tomada sin analizarla, aunque cuando días previos se había hablado de que la aprobarían, pero bajo ciertas condiciones. De ahí quizás la idea del secretario de Vialidad, Diego Monraz, de que los ediles iban a decirle “sí” a este medio de transporte. 
La postura de los presidentes municipales es firme y contundente. Los empresarios deben convencerse de que ni invitándolos a comer lograrán que cambien de parecer, pues su apuesta es por la Línea 3 del Tren Ligero y están obligados a cumplir con su palabra empeñada ante la ciudadanía.