Julio César Hernández
Luego de hacerla mucho de emoción, por fin la telenovela en que se había convertido el “Caso Corona” llegó a su fin.
Fue el hotel “De Mendoza” la sede en donde se concluyó esta historia que dejó a una militancia dividida, fracturada y en donde se reconfirmó que en el PRI sigue valiendo más la “línea” desde la cúpula que los acuerdos que tomen, en este caso, la mayoría de su fracción parlamentaria.
Fue ahí donde Carlos Corona Martín del Campo hizo entrega de su renuncia al delegado Raúl Mejía, ante el enviado de Paredes, Agustín Trujillo, y el coordinador Roberto Marrufo. Ahora sí, ya no hay marcha atrás.
Previamente, Corona aseguró a los reporteros que no se ampararía y que no tenía asegurado ningúna “chamba” en el Ayuntamiento de Guadalajara, y que era totalmente absurda la versión de que a cambio de su renuncia pidió 4 millones de pesos.
Después de todo este “desgarriate” legislativo, los diputados decidieron mejor irse a comer y regresar a las 17:00 para iniciar la sesión que estaba programada para las 11 de la mañana.
La renuncia de Carlos Corona surtirá efecto a partir del jueves 23 de septiembre, cuando José Manuel Correa rinda protesta en la sesión de ese día y reciba su nueva oficina.