Por Hugo Luna

El programa para renovar el parque vehicular es una estupenda idea, la realidad es que ha fracasado por la complejidad de los trámites y la insuficiencia de centros de chatarrización, aunado a la falta de interés de  la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) y la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).

Se ve difícil el panorama que el gobierno federal proponga una partida adicional de 500 millones de pesos, como se había anunciado, y todavía más que los legisladores mantengan la asignación.

Las conversaciones en privado de directivos de algunas armadoras y concesionarias de automóviles reconocen que el programa de chatarrización falló.

Ante la grave situación económica y los pocos resultados que ha dado el programa, lo más probable es que los diputados no den fondos para mantenerlo el año próximo.

El programa para renovar el parque vehicular conceptualmente es absolutamente correcto una medida para sacar chatarras de circulación, ya que no sólo tiende a disminuir la contaminación sino que, además, genera empleo al apoyar la producción de autos y su distribución.

En la Unión Europea, particularmente en Estados Unidos, es un éxito. Permitió la reactivación de las empresas automotrices, además en un lapso verdaderamente corto, se terminaron los fondos federales y algunas armadoras han tenido problemas para satisfacer la demanda.

En México el programa es una “vacilada” con respecto de los de otros países. El programa oficialmente arrancó el 6 de agosto y, dependiendo del “cristiano” que se escuche, se han chatarrizado entre tres y diez vehículos. Los del club de los optimistas dicen que se han presentado más de dos mil solicitudes y los optimistas mesurados indican que a duras penas superan las mil. Sea como sea, el programa buscaba sacar de circulación 33 mil 300 vehículos.

El programa en México no sólo es más sencillo que el de EU. Para tratar de explicar la grandísima diferencia que hay entre el potencial del programa y el número de interesados aseguran que irá tomando velocidad en lo que la gente comprende de qué se trata. Lamentablemente parecería que las personas son muy lerdas puesto que el mecanismo se anunció hace ya casi un par de meses.

La realidad es que el programa está mal diseñado, puesto que es excesivamente complicado para las personas dar de baja el vehículo, llevarlo a un centro de chatarrización (Ecatepec, estado de México sede de la empresa destructora denominada Derichebourg Recycling), así como la realización de los trámites.

Se trata de una medida diseñada en el escritorio de algún funcionario que no tiene contacto con la realidad. La idea de AMIA y AMDA de ir corrigiendo el programa realmente no funciona de ningún modo, puesto que éste morirá con el presupuesto del año próximo