El pasado viernes el presidente de la Cámara de Comercio de Guadalajara, Xavier Orendáin de Obeso, llevó al sector empresarial de Jalisco al papel de “súbdito” del gobernador Enrique Alfaro Ramírez, lo postró ante quien ostenta el Poder Político en el estado y humilló a un sector cuyos cientos -por no decir miles-, de miembros se debaten entre la vida y la muerte económicamente, sin contar a aquellos cuyos comercios ya bajaron la cortina, literal, y andan en busca de cómo sobrevivir.

Todo ello, en laúltima sesión de la Mesa de Reactivación Económica celebrada en Casa Jalisco que congregó a 40 asistentes, y en la que Orendáin de Obeso echó a la misma bolsa de “súbditos” a los integrantes del gabinete alfaristas, a sus colegas empresarios y a los dirigentes sindicales, así como a los representantes del supuesto poder autónomo Legislativo y hasta a los directivos de la Universidad de Guadalajara.

Pero ninguno de ellos se opuso. Callaron y dócilmente siguieron el camino que les marcó el presidente del comercio organizado.

Los dos últimos minutos de los cinco que duró el discurso de Orendáin de Obeso -los tres primeros son salvables-, fue la peor escena que he visto a lo largo de mis 35 años de ejercer el periodismo en Jalisco por parte de un representante empresarial ante el Gobierno del Estado. Ni en el sexenio de Alberto Cárdenas vimos un entreguismo vergonzoso de las cúpulas empresariales, no obstante que a su gabinete llevó a distinguidos miembros de la iniciativa privada, como lo referí en mi cuenta de Twitter.

Mientras se registra la pérdida estimada de 60 mil fuentes de empleo y cientos de negocios cerraron sus puertas en lo que va de la pandemia, el dirigente de la Canaco -a la que están integrados los hoteles que ya anunciaron el despido de 1,700 empleados, como me lo precisó un agudo analista del acontecer público-, sin ningún rubor presumió que ante la emergencia “el gobernador y su equipo han demostrado sabiduría, justicia y fortaleza”, parafraseando las palabras que ostenta la glorieta de La Minerva en su parte inferior.

Después llevó al “altar” político a quien aspira ser candidato presidencial en 2024 con éstas palabras que ninguno de los presentes objetó: “No hay nadie más preparado y más capacitado en este cuarto para conducir el barco, como usted gobernador (…)”. Nos trasladó a los tiempos del echeverriato y lópezportillosmo cuando el presidente preguntaba la hora y la respuesta que le daban era: “las que usted quiera…”. ¡Qué tragedia!

Y del respetuoso “Usted” pasó al campechano “tuteo” de quienes se saben camaradas: “Querido Enrique: sé que sabrás hacer uso honesto e íntegro de este voto de confianza que hoy te entrego, y estoy seguro que todos en esta mesa…”. Y ninguno de los de esa mesa lo negó.

Las loas por parte de quien tiene a su cargo la organización del Tequila Express, cuyo destino -el municipio de Tequila- tiene sus negocios cerrados y gente desempleada -apunte robado de mi interlocutor-, no tuvieron freno: “Sé que el poder de tu investidura y esta renovada confianza la usarás para fortalecer a Jalisco y no proyectos ni bolsillos personales; sé que velarás porque los recursos se usarán bien y nadie tome lo que no es suyo…”. ¿Cuántas risas se contuvieron en ese cuarto al escuchar lo anterior?

Y si el gobernador Alfaro en su momento dijo que “Dios había querido que me tocara estar al frente de esta crisis en mi estado por alguna razón”, Xavier Orendáin se encargó de reconfirmar, con un tufo de espiritualidad, la tarea que el Mandatario tiene encomendada cumplir. Le dijo: “Sé que quieres ser el gobernador de las obras y la refundación, pero sé que privilegiarás ser el gobernador que tomó la crisis más profunda de la historia reciente y la convertirás en una nueva etapa para Jalisco (…). Eso en sí mismo será la verdadera refundación…”. Poco faltó para que al unísono los presentes respondieran: “Amén”.

Luego, como una escena digna de “El Padrino” -otro apunte prestado-, Orendáin de Obeso se apropió de la representación de millones de jaliscienses en solamente esos 40 asistentes cuando ufano declaró:

“A quien esté de acuerdo conmigo le pido que nos pongamos de pie, que renovemos nuestra confianza, nuestros votos de apoyo, al gobernador. Y decirte querido Enrique -ya para entonces el afecto del dirigente empresarial hacia el gobernador era inocultable-, que aquí tienes a Jalisco unido, a Jalisco dándote un voto absoluto de confianza…”. La arrogancia en pleno.

¿Qué hubiera sucedido si alguno de ellos se hubiese quedado sentado? ¿El dirigente empresarial, entonces habló también a nombre de instituciones “autónomas” e “independientes” como el Poder Legislativo y la Universidad de Guadalajara? Sus representantes acataron el exhorto de inmediato, sin resistencia alguna: se pusieron de pie y aplaudieron.

Y después de todo esto, mientras los negocios como las papelerías que forman parte de la Canaco, se mantienen cerrados y muchos de ellos ya sin posibilidades de volver a abrir, ¿qué viene? Un “cheque en blanco” para que el “querido Enrique”, en aras de resolver los problemas de unos cuantos endeude una vez más al estado, destinando dinero a sus empresas favoritas, luego de que sus diputados enviaronel mensaje de que Jalisco aún tiene capacidad de endeudamiento. ¿O para qué o quién fue el “guiño” legislativo?

Así, pues, reitero: Después de lo escuchado durante esos dos minutos y visto el video compartido por Alfaro -que curiosamente n o aparece en las redes sociales de Orendáin-, no hay duda de que, por lo pronto, a las “cúpulas” empresariales ya se las echó a la bolsa… de súbditos.

Y si no, al tiempo…