Las decisiones de un gobierno en medio de una pandemia, como la que enfrentamos ahora, siempre serán cuestionadas, puestas en duda, catalogadas y criticadas, pocas veces reconocidas o aplaudidas, más allá de las filias y fobias ya identificadas.

El gobierno de Enrique Alfaro Ramírez no es la excepción y los temas cuestionables ahí están: medidas anticipadas de confinamiento, suspensión anticipada de clases presenciales, suspensión anticipada de actividades no esenciales, uso obligatorio de cubrebocas, adquisición o compra de materiales por adjudicación directa y/o a sobreprecio, suspensión definitiva del ciclo escolar en las aulas… y lo que falta.

La semana pasada la Secretaría de Administración que encabeza Esteban Petersen Cortés, subió al micrositio de transparencia la información entorno a los gastos que se han realizado alrededor de la guerra que se sostiene en contra del coronavirus, y algunas críticas sobre presuntas irregularidades no se han dejado esperar. Pero ya llegará el momento de las cuentas claras.

Sin embargo, a reserva de un rendimiento de cuentas más amplio y profundo que debe de cumplirse llegado el momento, ya superada la emergencia sanitaria, hay que reconocer que en una situación como la que vivimos no hay tiempo que perder y dudar en qué, dónde y a cuánto hay que comprar material que se requiere de manera urgente, cuando esto puede costar no pocas vidas, que es lo urgente a atender en estos momentos.

El transparentar los gastos que hasta ahora se han hecho -y que es una obligación-, también hay que reconocerlo, es un paso positivo en días cruciales como éstos a sabiendas de que significa meter mucho ruido en tiempos en que toda la concentración debe de estar en combatir el Covid-19, y que no siempre esto es lo más sano en momentos de emergencia. Los hospitales en general y los médicos en particular requieren tener ya, en mano, todo el equipo necesario para atender a los enfermos y, reitero, salvar el mayor número de vidas posible.

Lo mismo podemos decir del convenio en comodato que el gobierno del Estado hizo con la Universidad Autónoma de Guadalajara para que las instalaciones del hospital “Ángel Leaño” sean utilizadas como hospital Covid-19, luego de un proceso de adecuación que requirió de un importante monto de inversión al que se sumó la aportación de particulares para su equipamiento.

Ante la emergencia, no existía ningún inmueble como el “Ángel Leaño” con las condiciones para ser utilizado ya, sin pérdida de tiempo. Su vocación es hospitalaria y por ello fue un acierto el acuerdo con la UAG.

En emergencias como ésta, Petersen Cortés enfrenta uno de sus momentos más difíciles, pero al mismo tiempo tiene la oportunidad para demostrar que puede responder a tiempos de crisis como la que vivimos hoy, con todos los riesgos que eso implica y máxime que está en el aparador público ante propios y extraños.

Reitero, el primer paso lo dio sin dudar: transparentar los gastos. El siguiente está en agenda: rendir cuentas. Llegará el momento, pues, en que se valorará su trabajo y el de sus compañeros de gabinete frente a un caso inédito en el que lo que está en juego es la vida de los jaliscienses.

Al tiempo…