Julio César Hernández
Semanas atrás, los dirigentes de las cúpulas empresariales elaboraron un texto bajo el título “Ya basta, ¡pónganse de acuerdo!” que hicieron correr por la red en busca de firmas de apoyo -con todo y número de la credencial de elector-, con el objetivo de convertirlo en un desplegado para ser publicado en los diarios locales antes de la famosa megamarcha de la Universidad de Guadalajara.
Sin embargo, los hechos los rebasaron y no pudieron hacerlo público más allá del internet.
En dicho texto, los empresarios señalaban:
“Hacemos un enérgico llamado a nuestra clase política a pasar del diálogo al acuerdo y a la toma de decisiones. No podemos parar inversiones fundamentales para el Estado y poner en riesgo el desarrollo, la seguridad y las libertades por falta de acuerdos.
“Cumplan su tarea, pónganse de acuerdo”.
Ante el fracaso de este llamado que quedó en el aire -por muy enérgico que fue-, nuevamente los empresarios hacen un llamado a los protagonistas políticos hoy fuertemente enfrentados, para sentarse alrededor de una mesa de diálogo y ponerse de acuerdo. La convocatoria, hecha en voz del dirigente de la Coparmex, Pablo Lemus Navarro, va dirigida al Ejecutivo estatal, a los presidentes municipales, a los legisladores y los propios empresarios.
¡Ah! dejaron fuera a los dirigentes de los partidos políticos, porque lo único que hacen es contaminar este diálogo con sus intereses partidistas.
Bueno, pues hasta ahora el único que ha respondido a su llamado es el gobernador Emilio González Márquez. Los demás, han guardado silencio, no obstante que les dieron de plazo hasta mañana viernes para responder a este llamado.
¿Quién le hace caso ahora a los empresarios? Ya pasaron aquellos tiempos en los que la voz del empresariado jalisciense “pesaba” entre la clase gobernante. Hoy sus convocatorias son como “las llamadas a misa”.
¿Por qué se han devaluado tanto?