Hace algunos meses, cuando se inauguró el malecón de la laguna de Cajititlán el orador oficial fue el diputado Salvador Zamora Zamora quien, sorpresivamente, exhortó al grupo alfarista a la unidad. Dijo que eran un sólo equipo y que por ello la unidad debería ser su divisa, palabras más palabras menos.
Curiosamente, ayer los alfaristas volvieron a salir ante los medios de comunicación a hablar de unidad, a decir a quien quiera escucharlos que hay unidad entre los aspirantes a la alcaldía de Tlajomulco y que nada pasa entre ellos.
Coincidentemente, esta sorpresiva aparición y afirmación de que no hay problemas entre ellos, se da cuando crecen las versiones de un “coqueteo” del PRI con el diputado Zamora Zamora para que vuelva al “redil”, y es que es el legislador quien encabeza las encuestas internas que se han hecho en Tlajomulco y a quien se le reconoce tener una amplia base de apoyo entre los tlajomulquenses, por arriba de quienes aspiran al mismo cargo.
Claro, se sabe que Alberto Uribe cuenta con la simpatía del líder moral del grupo, Enrique Alfaro, y del alcalde Ismael del Toro.
Salvador Zamora ha enviado señales a sus correligionarios que está dispuesto a pelear hasta el último momento por ser el candidato a la presidencia municipal, basado no solamente en la fuerte presencia que tiene entre la población sino por el trabajo realizado como diputado, y que tendrán que batallar para convencerlo de que decline.
Por supuesto que el diputado sabe que buscarán convencerlo de que por el bien del grupo contienda por la diputación federal, pues de esta manera asegurarían el triunfo en las dos diputaciones en juego -la local con Del Toro y la federal con Zamora- y repetirían en la alcaldía con Alberto Uribe.
Esta parece ser la apuesta de Alfaro Ramírez para evitar que el cuadro y sus planes se descompongan, sabedor de que si alguien puede hacerlo es Salvador Zamora en caso de que incurra en una conducta de indisciplina. Por eso la necesidad de salir a más de un año de la elección, a decirle a todo mundo que entre ellos no hay problemas y que están unidos.
Pero eso es lo que sucede ahora, porque la verdad es que nadie puede asegurar qué ocurrirá a finales de año o principios del próximo cuando al interior del alfarismo se tenga que definir quién irá a dónde, y ya sabemos quién será el que decida. Quizás para entonces la unidad ya no sea la característica del grupo que ahora quisieron “vender” a través de los medios de comunicación.
Así, pues, todo parece indicar que el factor que definirá qué sucederá en la lucha por la candidatura a la alcaldía de Tlajomulco se llama Salvador Zamora Zamora. Su disciplina o su rebeldía, si es que la decisión del Gran Elector no le favorece, marcará el futuro del Partido Movimiento Ciudadano en Tlajomulco.
Al tiempo.