Antonio Mateos Nuño, el Presidente Municipal de Tonalá, al parecer no confía en ninguno de los miembros de la clase política priista del municipio que gobierna. Por eso se explica que haya echado mano de un hombre desarraigado y de su propia hija para cubrir la presidencia y la secretaría general del PRI tonalteca.

De acuerdo a los usos y costumbres priistas, la dirigencia estatal, que encabeza Rafael González Pimienta, decidió dejar en manos de los alcaldes de la zona metropolitana la sucesión de sus respectivo comités municipales del PRI.
Cada quien, a su manera, decidió -con toda la libertad que les dejó el PRI Jalisco- quien sería el presidente y el secretario general de su respectiva dirigencia municipal (un hombre y una mujer necesariamente).
Cual cacique de antaño, Antonio Mateos se decidió por un septuagenario -el profesor Trinidad Hernandez Eudave- para que ocupara la presidencia. El actual dirigente priista en ese municipio es un hombre desarraigado de Tonalá, quien ha pasado la mayor parte de los últimos años cuidando sus intereses en Mazamitla, Jalisco.
Esta designación, creen los priistas tonaltecas, se debe a que el alcalde Mateos no confían en ninguno de los cuadros del PRI en Tonalá, y prefirió buscar a alguien alejado de los grupos y dirigentes tradicionales. Dicho de otra manera, alguien que sólo le haga caso a él.
En la secretaría general, donde necesitaba una mujer que completara la fórmula, Antonio Mateos descaradamente impuso a su propia hija, Lilia Margarita Mateos Díaz, quien se ha convertido en el orgullo de su nepotismo.
Lilia Margarita es actualmente quien dirige, en los hechos, el DIF Tonalá, aunque su mamá aparece oficialmente como la presidenta, y ahora tiene bajo su mando la segunda posición del priismo tonalteca. Dada la edad del presidente del comité municipal y el parentesco de la secretaría general con el alcalde, muchos aseguran que ésta se convertirá en la verdadera mandamás del PRI en ese municipio.
Así, en este cuadro digno de la película La Ley de Herodes, el alcalde de Tonalá Antonio Mateos Nuño, se sirvió con la cuchara grande cuando la dirigencia estatal de su partido le dio manga ancha para que decidiera la sucesión en el PRI tonalteca.