Maggie E. Urzúa

I.– Hemos padecido dos administraciones estatales y tres municipales, en las cuales sus titulares alardean día y noche sobre el liderazgo de la región Sur en agricultura y consecuente generación de empleos.

Zapotlán, “la cuna de grandes artistas”, le han añadido el mote de “corazón del Gigante Agroalimentario”. Si bien la alta producción de aguacate, arándanos, fresas y frambuesas nace en los suelos de cada municipio de nuestra zona, no existe otra comunidad con una superficie sembrada tan grande como la nuestra.

Este año, particularmente los desastres naturales han evidenciado que los vicios en las prácticas agrícolas modernas son el principal agente que detona las tragedias humanas y ambientales. Sucedió con los incendios forestales y el desbordamiento del río en San Gabriel, ambos achacados al aguacate por el juicio popular.

Los gobiernos de los tres niveles han difuminado y pecado de “omisos” ante estos males; justifican cualquier daño colateral con el pretexto de la generación de empleos y desarrollo económico.

Esta afirmación es un simple espejismo. Un hecho registrado hace unos días desenmascara el aparente crecimiento regional.

II.- El Gobierno de Jalisco difundió el informe del Instituto de Estadística y Geografía de Jalisco sobre la creación de empleos durante septiembre de 2019. Datos a resaltar son el incremento en las vacantes cubiertas, el alza en la formalidad (según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social); y el tercer sitio para Zapotlán el Grande, que en realidad es el primero en cuanto a municipios del interior de la entidad y también la tasa más alta en general.

La inmensa mayoría de empresas que realizó las contrataciones fueron las dedicadas al área de la agricultura.

Los números fríos dicen que en nuestro municipio mil 415 personas encontraron un nuevo trabajo. Siempre será una ocasión digna de gusto ver que una persona consigue una ocupación con remuneración económica para llevar con menos preocupaciones sus gastos cotidianos.

Mas no se pueden echar las campanas al vuelo. La calidad de estos empleos no es la óptima y el mismo documento del IIEG así lo confirma: de la cifra total de nuevas plazas cubiertas en empresas zapotlenses, sólo 202 consisten en puestos permanentes; mil 213 se tratan de contratos eventuales.

La comparación con la Zona Metropolitana es abrumadora. En Zapopan, que ocupa el lugar uno, 4 mil 442 personas entraron a un empleo fijo y sólo 630 obtuvieron un cargo temporal.

Guadalajara, que le sigue en la lista, generó 2 mil 278 plazas permanentes y sólo 856 eventuales.

III.- El liderazgo negativo del Sur de Jalisco vuelve a sobresalir en este reporte septembrino. En el conteo de los municipios con mayor pérdida de empleos, San Gabriel arrasa con un total de 413…

San Gabriel también tiene como su principal actividad económica la agricultura. Tanto en esta comunidad como en Zapotlán, es bien sabido que las compañías agrícolas le abren sus puertas principalmente a trabajadores de otros estados de la República, quienes adquieren el estatus de jornaleros por las arduas actividades que desempeñan y la baja calidad de vida en la que se desenvuelven.

La disminución ocupacional gabrielense también tiene relación con las declaraciones hechas por Rogelio Guerrero, director del DIF de Zapotlán el Grande, publicadas en la edición del 21 de septiembre del semanario La Voz del Sur de Jalisco.

“Lo peor es que no nada más vienen a trabajar a Zapotlán, pues hay compañías de municipios vecinos que los despiden y para sacarlos de las viviendas que les proporcionan acaban trayéndolos a Ciudad Guzmán, los dejan a su suerte en el centro”, reveló.

Basta una ligera observación al entorno social para que cualquier ciudadano coincida en la percepción de que las personas en situación de calle van al alza en la ciudad. Y ahí comienzan a unirse los eslabones: los jornaleros reciben empleos de baja calidad y eventuales, cuando los despiden quedan en desamparo y emigran a las calles de la localidad más grande la región.

IV.- Los gobernantes podrán presumir con credibilidad la generación de empleos cuando la mayoría de éstos sean permanentes, seguros y se desarrollen en ambientes que dignifiquen al ser humano.

Lo que llevan años cacareando es el espejismo de trabajos coleccionables que duran unos meses y sólo sirven para engrosar cifras triunfalistas, egos y los bolsillos de empresarios; mientras el progreso pocas veces alcanza a los empleados… Al contrario, parece que el “boom” agroalimentario está deteriorando la calidad de vida de la sociedad y de los individuos por donde se cruza.