David Gómez Alvarez
Gilberto Pérez Castillo
Al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco (IEPCJ), que preside David Gómez Álvarez, se le acabó el recreo y ahora tendrá que trabajar a marchas forzadas para demostrar su viabilidad.
Hasta ahora, el proceso electoral muestra síntomas peligrosos.
La evidente inequidad en los espacios que otorgan los medios de comunicación a los candidatos de los diferentes partidos políticos, las acusaciones de una también evidente guerra sucia desplegada por el PAN contra sus opositores, la tendencia creciente hacia la abstención o la anulación del voto son señales preocupantes que ya no se pueden corregir con la firma de un Pacto de Civilidad ni con el juego del Súbete al Tren de la Democracia.
Si un partido político gana esta elección con trampas, sin que la autoridad electoral haya hecho algo para evitarlo, si los vencedores ganan en un proceso evidentemente inequitativo y/o si la abstención y la anulación superan el 60% David Gómez Álvarez y el resto de los consejeros integrantes del IEPCJ habrán escrito la peor de las páginas de la historia de los órganos electorales en Jalisco.
Y, sobre todo, habrán contribuido gravemente a la pérdida de la fe de los jaliscienses en la democracia.