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Julio César Hernández
Primero fue el dirigente estatal del PRD, Antonio Magallanes Rodríguez, quien arremetió en contra de su correligionario Enrique Alfaro Ramírez, edil de Tlajomulco, por haber augurado la posibilidad de una alianza entre el PAN y el PRD en las próximas elecciones locales para gobernador.
Ahora el turno le correspondió al diputado Raul Vargas López, coordinador de la bancada perredista en el Congreso, quien fue más duro en su referencia a Alfaro, luego de que éste y otros alcaldes perredistas asistieran a Casa Jalisco, lo que dio pie para las siguientes declaraciones:
“Desde el Partido de la Revolución Democrática advertimos que no se permitirá un montaje teatral para abonar proyectos políticos personales en el adelantado juego sucesorio del 2012. Y aclaramos que nadie puede hablar y hacer compromisos a nombre del PRD, sus presidentes municipales y sus representantes populares…
“Hacemos esta aclaración, porque no dejan de generar suspicacias las condiciones y el momento en que dicho encuentro ocurre. Todo parece señalar que estamos en presencia de un juego de manos entre el gran prestidigitados del estado y su adulador perredista favorito para sellar lo que hasta ahora ellos mismos juzgan como un maridaje inconfesable entre la ultraderecha de la derecha y el oportunismo político enquistado en la izquierda.
“Los datos parecieran señalar a un urgido gobernador por llegar al 2012 y entregar la estafeta. Un gobernador que busca aliados abyectos a cambio del enorme favor de cumplir con sus obligaciones y deberes. Y en contraparte se observan los esfuerzos del presidente municipal de Tlajomulco por vender una imagen como interlocutor de los presidentes municipales perredistas, cuando durante los tres años que fungió como diputados (…), nunca hizo intento alguno por recibir y atender de forma decidida al bloque de munícipes de nuestro partido”.
Y luego Vargas López alzó el tono de su referencia a Alfaro:
“A los que hasta ahora se han servido del partido y nunca han defendido las causas de la izquierda (…), les decimos que los camaleones políticos y los gatopardos ideológicos tarde o temprano desnudan su verdadera naturaleza. Para dedicarse a la política y mantenerse en el tiempo, se necesita mucho más que servidumbre en el poder y olfato oportunista. se necesita sobre todo congruencia…”.
¿Qué responderá Enrique Alfaro, que es un hombre que no suele quedarse callado?