Meses atrás, los videos desde Casa Jalisco eran para enviar severos mensajes a la Ciudad de México, a Palacio Nacional; para confrontar al gobierno federal; para reclamarle al presidente Andrés Manuel López Obrador el incumplimiento de los compromisos adquiridos; para denunciar ante López Obrador que sus colaboradores o dirigentes de su partido, Morena, pretendían desestabilizar a Jalisco; para acusar a Hugo López-Gatell de ser un “traidor a la Patria”, de ser un “mediocre” funcionario y de ser un obstáculo para Jalisco; y para advertir que “vamos a defender a Jalisco”.

Ahora los videos son desde la Ciudad de México dirigidos a Jalisco para declarar que se trabaja en la capital del país, “mientras allá (en Jalisco) puede haber ruido y grilla”; para advertir que “Jalisco es mucho más que los pequeños intereses que pretenden someter al gobierno del Estado”. Pero también desde Casa Jalisco se envían mensajes a destinatarios anónimos advirtiendo que “juntas y juntos cerrando filas por Jalisco para lo que se venga…”.

Así vimos la semana pasada al gobernador Enrique Alfaro Ramírez, primero, enviando un mensaje desde una de las avenidas de la Ciudad de México y denunciando que aquí había “ruido y grilla”; más tarde compartió en sus redes una fotografía en el interior de Casa Jalisco custodiado, a la siniestra, por Clemente Castañeda, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano; Mirza Flores, dirigente estatal de MC y diputada federal electa; Hugo Luna, jefe de Gabinete; Juan José Frangie, alcalde electo de Zapopan; Horacio Fernández, diputado federal electo; y Salvador Zamora, alcalde de Tlajomulco. Y a la diestra por Jesús Pablo Lemus, alcalde electo de Guadalajara; Claudia Delgadillo, senadora; Citlalli Amaya, alcaldesa electa de Tlaquepaque; Ricardo Rodríguez, nuevo secretario de Administración; Quirino Velázquez diputado local y futuro coordinador de la bancada de MC en el Congreso del Estado; y Alberto Esquer, secretario de Asistencia Social, con quienes advirtió el cierre de filas “para lo que se venga”.

Convertido ahora en aliado del presidente López Obrador -a cuyo gobierno acusó semanas atrás de llevar al país al barranco-, el gobernador Alfaro Ramírez ha emprendido ahora una guerra en contra de quienes hasta hace poco fueron sus aliados desde la campaña a la gubernatura: la Universidad de Guadalajara, el Grupo Universidad y su líder político Raúl Padilla López, con la amenaza de quitarles 140 millones de pesos de su presupuesto que estaban asignados para el Museo de Ciencias Ambientales y destinarlos a la construcción del nuevo Hospital Civil de Oriente, a través de quienes se dedican a hacerle el “trabajo sucio”: los diputados de MC y sus aliados en el Congreso del Estado.

Nadie fue tan ingenuo para no interpretar que se refería a los universitarios, desde el rector general Ricardo Villanueva Lomelí, hasta a el presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), Javier Armenta, de ser quienes aquí en Jalisco hacían “ruido y grilla”, tanto por la disputa de los 140 millones de pesos como por el desalojo de quienes acampaban en el predio entregado a Iconia y entre quienes se encontraban estudiantes universitarios encabezados por su dirigente Armenta, además de otros vecinos del lugar, con el uso de la fuerza pública armada.

En noviembre de 2018, como gobernador electo, Enrique Alfaro envió un mensaje al gobierno federal y al presidente López Obrador donde aparecía “cerrando filas” con las llamadas “fuerzas vivas” de Jalisco desde la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, para defender el presupuesto 2019; ahora apareció “cerrando filas” desde Casa Jalisco, acompañado de algunos colaboradores y advirtiendo que estaban listos “para lo que se venga”. Obviamente se entendió que dicho mensaje estaba dirigido a la UdeG, al Grupo Universidad y, particularmente, a su líder Padilla López.

Durante la primera mitad de su gobierno, el Mandatario estatal se enfrentó a un López… Obrador. Ahora parece que en la segunda mitad de su sexenio se enfrentará a otro López… pero Padilla. Ambos López con una característica que los hace común: en varias ocasiones fueron aliados de Alfaro Ramírez.

La referencia de que en Jalisco hay interesados en hacer “ruido y grilla” y su advertencia de que están “cerrando filas (…) para lo que se venga”, son señales que hacen ver que el gobernador sabe que la inconformidad universitaria subirá de tono y de intensidad conforme pasen los días y quizás las semanas. Ya de por sí la semana pasada fue intensa, y los augurios son de que esta y las que siguen no lo serán menos. Pero la gran pregunta sigue siendo: ¿hasta dónde se estirará la liga? ¿De qué lado -UdeG o Gobierno del Estado-, se romperá primero? Y de suceder lo anterior, ¿cuáles son las consecuencias?

En la imaginaria -y con el antecedente de su reunión en Puerto Vallarta-, pareciera que en esta disputa con la UdeG el gobernador tiene el apoyo del presidente de la República, pero si es así ¿lo apoyará hasta el final o lo dejará “colgado de la brocha”, luego de haberlo encaminado a este inesperado y sorpresivo “golpe” contra su otrora aliado universitario? ¿O todo fue a iniciativa propia por agravios no conocidos públicamente?

Al tiempo…