Aprobadas las candidaturas independientes por el Congreso del Estado y en espera de que la respectiva reforma a la Constitución estatal sea ratificada, cuando menos, por la mitad más uno de los 125 Ayuntamientos, llegó el momento de que Enrique Alfaro Ramírez asuma una actitud de congruencia y confiese que su postura respecto a los partidos políticos fue una farsa a la que le sacó dividendos personales que le permitió lograr el segundo lugar en la elección a gobernador en julio del 2012.
En muchos espacios ha quedado testimonio de mi opinión y postura respecto a la “bandera” ondeada por Alfaro Ramírez en contra de los partidos políticos desde que decidió ser candidato al gobierno del estado, y lo menos que he puesto de manifiesto es su incongruencia.
Militó en el Partido Revolucionario Institucional que lo hizo candidato a la presidencia municipal de Tlajomulco y perdió. Renunció a él porque ya no satisfacía sus intereses. Se acogió al apoyo del ex rector Raúl Padilla López y gracias a eso el Partido de la Revolución Democrática lo hizo diputado local y posteriormente candidato, nuevamente, a la alcaldía de Tlajomulco que ahora sí ganó. Pero cuando ni Padilla ni el PRD cubrieron sus intereses, renunció a ellos.
Este paso, además, lo utilizó como una estrategia para allegarse de simpatías de los detractores de Raúl Padilla, que no son pocos, y sumar apoyos de otros grupos políticos o militantes de otros partidos políticos a quienes no les importó traicionarlos, deslumbrados por cómo los “bonos” de Alfaro subían como la espuma.
Fuera del PRD, cuyos dirigentes en su momento -Antonio Magallanes y Roberto López- evidenciaron también su incongruencia y lo tacharon de traidor, Enrique Alfaro -quien también tuvo calificativos para éstos dos últimos-, se “refugió” políticamente en otro partido político para ser candidato a la gubernatura, apoyado por no pocos panistas que sin dejar su militancia traicionaron a su partido e impulsaron a su nuevo candidato.
Además del Partido Movimiento Ciudadano, su candidatura también fue apoyada por otro partido político: el del Trabajo…. y en su momento peleó para que lo apoyara un tercer partido, el PRD.
Desde que rompió con el PRD, como alcalde de Tlajomulco, el discurso de Alfaro Ramírez se centró en criticar a los partidos políticos, en censurarlos, en despotricar en contra de ellos, en decir que no creía en ellos, que eran lo peor de la política nacional. Ahí están en las hemerotecas y audiotecas sus discursos en contra de los partidos políticos… al tiempo que “cocinaba” el propio.
Así, Enrique Alfaro es lo que hoy es en la política gracias a los  PARTIDO POLÍTICOS: Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano (PMC) y del Trabajo (PT). ¡CUATRO PARTIDOS POLÍTICOS!
Sin los PARTIDOS POLÍTICOS, Alfaro Ramírez no sería el “fenómeno” de la política local que es hoy… ¡ah! y también gracias a exmilitantes de todos esos partidos políticos arriba mencionados… y a militantes del PARTIDO Acción Nacional.
Cierto, hay quienes sostienen que en la guerra y el amor todo se vale. Y hubo quien le apludió a Enrique Alfaro recurrir a eso para lograr su objetivo que a punto estuvo de concretar: la gubernatura. Y hoy le aplauden para, con esa misma estrategia, construir los peldaños que le permitan jugar nuevamente por ese cargo, desde la plataforma de SU PARTIDO POLÍTICO: el Partido Movimiento Ciudadano.
Creí que con la decisión de los diputados de aprobar las candidaturas independientes -que en su momento reclamó-, Enrique Alfaro Ramírez sería congruente con su decir -no sé si con su pensar- y, ahora sí, mandaría ¡al diablo! a los partidos políticos para ser candidato en el 2015.
Pero… ¡oh, desilución!
Nuevamente la incongruencia salió a flote y ahora dice “no” a las candidaturas independientes. Pretextos para ello -y muchas cosas más-, no le faltan, y esto es lo que declaró a Mural el lunes pasado y repitió posteriormente en rueda de prensa:
“Me encantaría ser candidato independiente, pero no le vamos a dar ventaja a los partidos políticos. Si ser candidato independiente implica una condición de inequidad como la que ya vimos hace un año en la pasada elección, nosotros aprovecharíamos la infraestructura que hemos construido a través de (su Partido) Movimiento Ciudadano”.
Ante lo anterior, sólo digo:
Me encantaría que, por fin, Enrique Alfaro confesara públicamente que su postura en contra de los partidos políticos fue una farsa que le dio resultados, y que ahora reconozca que sin un partido político no es capaz de hacer nada en la política… Y que por eso manda ¡al diablo! a las candidaturas independientes.
Deveras me encantaría escuchar eso en voz de Alfaro para poder decir, ahora sí: ¡Enrique, bienvenido a la realidad!
¡Y hasta votaría por él…!