Era de esperarse, lamentablemente, lo sucedido ayer en el centro de Guadalajara durante la manifestación de protesta por la muerte de Giovanni López, presuntamente a manos de elementos de la Policía Municipal de Ixtlahuacán, hecho que provocó la indignación y protesta de los jaliscienses.

Para empezar, siempre hay infiltrados que aprovechan para llevar “agua a su molino”, y lo hemos visto en otras manifestaciones, aunque menos violentas que la de ayer.

Pero también se sumaron a esta indignación a través de sus redes sociales, y con mensajes dirigidos al gobernador Enrique Alfaro Ramírez, connotados personajes públicos como el cineasta Guillermo del Toro, el actor Gael García Bernal, la actriz Salma Hayek y diversas bandas de rock como Molotov. Sin duda, la aparición de estas figuras atrajo con mayor intensidad la atención hacia el caso del joven albañil fallecido el pasado 4 de mayo.

Ante todo esto, destaca la pésima actuación de las autoridades que no tuvieron la capacidad para evitar que este asunto, el de Giovanni, se les desbordara y llegara a los extremos que llegó ayer, comenzando por la Fiscalía General del Estado que mantuvo oculto este hecho y que desde el día que sucedieron los hechos no investigó nada, pues apenas ahora que se hizo público su titular, Gerardo Octavio Solís Gómez, sale a declarar que existe una carpeta de investigación.

Y sí, pero, ¿cuál es el avance de la investigación durante 30 días? ¡Ninguno! Porque de existir, entonces al conocerse públicamente el fallecimiento de Giovanni López la Fiscalía debió de salir inmediatamente a informar sobre el curso de las investigaciones y el deslinde de responsabilidades; revelar por qué murió, cuál es la responsabilidad de los uniformados que lo detuvieron, el contenido de las declaraciones de éstos y de los familiares y testigos del hoy fallecido, la declaración del propio alcalde y el destino de los responsables de esa muerte.

Pero no. La Fiscalía General del Estado no hizo nada durante 30 días. Quizás como muchos casos más, abrió esta carpeta -si es que realmente se abrió- pero la envió a la “congeladora” y ahí durmió el sueño de los justos hasta que los familiares de Giovanni decidieron hacer público el video de su detención y les estalló la “bomba” de la indignación social que posiblemente requería de un elemento, el que fuera, para manifestarse como lo hizo ayer en el Centro Histórico de Guadalajara, con todo e infiltrados.

A esto hay que sumarle el ambiente de crispación que viven los jaliscienses ante las medidas aplicadas por la emergencia sanitaria del Coronavirus, por los traspiés del gobierno del Estado respecto a si se reactivaba o no la economía, como sucedió el 17 de mayo, la ampliación de la Fase Cero que frenó la reapertura de negocios que creían que a partir del 1 de junio ya estarían funcionando, y el discurso de confrontación utilizado por el Ejecutivo estatal.

Apenas el sábado pasado, en su video a través del cual anunció la ampliación de la Fase Cero, declaró: “Nos dijeron autoritarios por hacer valer el principio de que las reglas son para cumplirse (…); vamos a ser muy estrictos en el cumplimiento de estas disposiciones, muy estrictos -reiteró-… No es broma”.

¿Esto no abona a la inconformidad ciudadana y alienta la actuación de los elementos de seguridad pública?

Pero reitero: Que hubo infiltrados en esta marcha-manifestación, sin duda, como es común que la haya en su mayoría. Ahí están las de la Ciudad de México y la de otros estados más, pero lo que se evidenció aquí y ahora es la falta de capacidad de las autoridades para preveer este tipo de hechos y la preparación de los elementos de seguridad para actuar frente a grupos cada vez más violentos.

Lamentablemente esta historia aún no termina. El mensaje nocturno de ayer del gobernador Alfaro dejó aún abierta la puerta para que el ambiente se enrarezca aún más, sin medir las consecuencias de lo nque pueda suceder a la par de que crece de manera vertiginosa el número de contagios por Coronavirus.