Procuré retrasar la redacción de este texto lo más posible en espera de que llegara la buena noticia que todos esperamos, pero no llegó. Son las 22:00 horas.

Han transcurrido 31 horas y media de la desaparición de Jaime Barrera Rodríguez -en base a lo dicho de que a partir de las 14:30 horas de anteayer lunes ya no se supo nada de él-, y lo único que hemos sabido es que se encontró un automóvil que probablemente tuvo que ver en los hechos de nuestro colega, al tiempo que cientos de periodistas y ciudadanos se apostaron en la plaza de La Liberación para manifestar su repudio por la desaparición y su exigencia al gobierno de actuar y encontrarlo, como también lo hizo otro grupo de periodistas, varios de ellos ex colaboradores de Jaime en el periódico Mural, a través de un desplegado.

De paradero de Jaime Barrera, nada hemos sabido…

El Foro de Periodistas y Comunicadores, capítulo Jalisco, a través de su representante Rubén Íñiguez, hizo público su posicionamiento en esta manifestación y expresó: “Su ausencia nos duele en lo más profundo de nuestro ser, pero también nos llena de indignación y determinación para exigir justicia. Todas las desapariciones duelen, la inseguridad duele, pero es más vulnerable cuando se trata de alguien que ejerce la libertad de expresión a través del periodismo”.

Y sí, todas las desapariciones duelen, indignan, pero ¿qué cuando desaparecen quienes precisamente hacen visible las otras desapariciones o quienes revelan los abusos del poder? ¿De quienes son la voz de quienes no son escuchados? Creo que ya es otra la realidad.

Y así lo apuntó Rubén Íñiguez: “La libertad de prensa no se puede entender sin un estado democrático, el que se vulnere de esa manera a un periodista habla de la descomposición democrática, porque a través de la fuerza, de la delincuencia o de cualquier otro factor de poder se silencia una voz que tiene como objetivo informar y publicitar el ejercicio del gobierno.

“Cuando un periodista desaparece, se apaga una voz que habla en nombre de muchos, se silencia una luz que ilumina la verdad”.

Y remató: “No descansaremos hasta que nuestro compañero Jaime Barrera regrese con vida a casa, hasta que se haga justicia y hasta que podamos ejercer nuestro trabajo sin miedo ni amenazas. Hoy nos manifestamos juntos y juntas, unidos en nuestra indignación y en nuestra esperanza de un mundo más justo y seguro para todos”.

Sí, lamentablemente sí hay miedo para ejercer el periodismo.

Cierro este texto a las 23:00 horas y la noticia que todos queremos conocer no ha llegado.

Ojalá y mañana, al leer estas líneas, hayan quedado ya desfasadas por la buena nueva, por otra realidad.