Por Julio César Hernández

La designación y aceptación de Arturo Zamora Jiménez como nuevo director de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara, no significa que el ex candidato priísta a la gubernatura se desentiende por completo de las actividades políticas.

Al menos, de entrada, no deberíamos de entender así su nueva responsabilidad. No dudamos que a ella le dedicará su principal atención, pero resulta difícil creer que dejará “huérfanos” a quienes como candidato impulsó y logró colocar en alcaldías y diputaciones, como tampoco será ajeno a las disputas y negociaciones que se registren con miras a la renovación de la dirigencia estatal de su partido.

Lo que sí deja claro este nuevo cargo, es que él no jugará para ser el sucesor de Javier Galván Guerrero. Pero de eso, a que ahora pondrá distancia de por medio con el partido que lo postuló como candidato a gobernador, está muy lejos. Más bien habrá que estar muy al pendiente de a quién apoyará para ser el próximo presidente del PRI, pues más de uno de los aspirantes ya lo han buscado para que les dé su “bendición”.

Habrá quien considere que hoy Zamora Jiménez está en lo que es lo suyo: la academia y los temas jurídicos, donde se mueve como “pez en el agua”. Tiene razón, pero no dudamos que a ese “pez” le quedó el “gusanito” de la política y ese será el camino que seguirá recorriendo, pero ahora con mucho tacto.

Así, pues, sólo el tiempo nos confirmará si de veras los zamoristas siguen siéndolo o, de plano, se quedaron “huérfanos”.