Julio César Hernández
Hace algunos días, el secretario general del Congreso, José Manuel Correa Ceseña, declaró que se tenían los recursos económicos necesarios para pagar la quincena y el aguinaldo para los trabajadores de base y supernumerarios este mes, gracias a que cuentan con 41 millones de pesos, de los cuales 20 millones “fueron prestados al Congreso por amigos de los legisladores”, publicó en su página de internet Notisistema el pasado lunes 13.
¿No están obligados los diputados a revelar quiénes son los amigos y de qué diputados quienes prestaron… ¡20 millones de pesos!?
¿Fue simplemente un préstamo altruista o a cambio de qué?
Pero antes de las preguntas anteriores, habría que responder la siguiente: ¿Puede el Poder Legislativo recurrir a un préstamo de particulares sin dar cuenta a nadie y sin autorización previo del pleno y por una cantidad millonaria como la que se menciona?
¿Los “benefactores” del Congreso son amigos de diputados de todos los partidos o únicamente de los priistas?
En los corrillos del Poder Legislativo se mencionan diversos nombres de presuntos “benefactores” que levantan sospechas si se confirmara que cualquiera de ellos es quien prestó los 20 millones de pesos, pues resulta difícil de creer que alguien presta tan alta cantidad a cambio de nada.
Señores diputados: Sean congruentes y transparenten dicho préstamo. ¿O acaso harán realidad aquello de: “ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”?