No veo a Enrique Alfaro Ramírez, como si fuera jefe de una secta y no de un grupo político, llevando a sus seguidores al “suicidio” político; por lo tanto, no veo al Grupo Jalisco o a los alfaristas desprendiéndose del partido Movimiento Ciudadano para emprender una aventura con destino a la nada, al vacío o al despeñadero. No tienen red de protección y ya es muy tarde para tratar de tejer una sobre la marcha, por mucho que elaboren un discurso más para la tribuna que para sus propios jugadores.

¿O de veras las decenas de presidentes municipales, los regidores, los diputados federales y locales que trabajaron no sólo para cumplir con su responsabilidad -“haiga sido como haiga sido”-, sino para buscar reelegirse en el 2024, van a “apretar el gatillo” o a “beber el brebaje” porque así se los ordena su amado líder que se enojó -otros dicen que se encaprichó-, porque el dueño del partido no quiso hacer lo que él le pedía, pese a no ser militante del mismo?

Para Dante Delgado, en los hechos Alfaro Ramírez ya no es el protagonista principal de esta historia; quizás para él, ya ni protagonista es. Pero también sabemos que en los hechos, los voceros del grupo ante el dirigente nacional, Clemente Castañeda, Alberto Esquer y Jesús Pablo Lemus, que recientemente se reunieron en privado con él, son los representantes de su jefe político y del Grupo Jalisco.

Dante sabe que hablar con ellos, es como si hablara con Alfaro. Por cierto, el incluir a Lemus Navarro en la tercia de representantes del Grupo ante Dante, tiene una razón más allá de que los tres son aspirantes a la gubernatura, pero de esto comentaremos luego.

Volvamos al punto inicial. El escenario político preelectoral no está montado para que el Grupo Jalisco se desprenda de MC y se lance en busca de ser “arropado” por un Frente Amplio Jalisco cuyo futuro aún es incierto, porque las dirigencias estatales del PAN, del PRI y del PRD están supeditadas a lo que determinen sus altos mandos en la Ciudad de México: Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, quienes seguro tomaron nota de lo declarado el 29 de agosto por Enrique Alfaro: “Nunca, nunca más, nunca más en lo que me quede de vida en mi carrera política volveré a ser presa de ningún burócrata de partido. Las decisiones que nosotros tomemos, las tomamos en Jalisco. Aquí no aceptamos órdenes ni imposiciones de nadie”.

“Dinamitar” así un diálogo y una negociación antes de iniciarla, no es lo mejor para querer ser bienvenidos.

Pero hay otro agravante previo que coloca al gobernador Alfaro en un predicamento si en verdad quiere sumar a su grupo al Frente Amplio por Jalisco. En su discurso del 7 de julio pasado, sin mencionarlos por sus nombres, Alfaro Ramírez se refirió así de Cortés, de Moreno y de Zambrano: “Una alianza construida cupularmente por dirigentes que piensan que poniendo por delante a los partidos que han traicionado en el pasado a la patria, van a poder rescatarla. Esos dirigentes se niegan a construir una plataforma abierta a la sociedad, simplemente porque perderían sus privilegios. La necedad convertida en ceguera tiene una explicación: no les importa el país, les importa unicamente sus partidos, sus presupuestos, sus posiciones…”. Y fue más allá. Dijo que el Frente Amplio por México “parece un acuerdo para administrar y lucrar con la derrota (…). Un modelo que ignora, utiliza y desprecia a su militancia…”.

Con un discurso así, no se puede construir ninguna alianza, acuerdo o negociación. Y quien lo emite, por supuesto no genera confianza alguna.

Además, y es el fondo del análisis, las señales recientes me llevan a concluir que nunca estuvo en la mente de Alfaro ni del Grupo Jalisco desprenderse de Movimiento Ciudadano, por muy en desacuerdo que estén con Dante Delgado. Finalmente todo ha quedado sólo en escandalosas declaraciones mediáticas, pero no han dado ni un paso en los hechos para irse al “desbarrancadero”. ¿O alguien puede mencionar cuando menos uno? Difícilmente eso sucederá “al cuarto para las doce”.

Y si no, al tiempo…

*Por cierto, el título de este texto léase al ritmo de la canción del grupo colombiano Morat (si no lo conoce, búsquelo en You Tube, le va a gustar).