Por Julio César Hernández

Enmedio de los diferendos entre los integrantes del Instituto de Transparencia e Información Pública (ITEI), que ha provocado la suspensión de sus últimas sesiones por falta de quórum, ante la “rebeldía” o inconformidad del consejero Remberto Hernández Padilla, las comisiones legislativas correspondientes aprobaron reformar la Ley de Transparencia para reducir el número de consejeros y de cinco pasar a tres, así como el que todos reciban un sueldo y no sólo el presidente, como lo es ahora.

Las comisiones de Puntos Constitucionales, Estudios Legislativos y Reglamentos, así como la de Participación Ciudadana, aprobaron dichas reformas, con excepción de los diputados del PRI que consideran que la existencia de tres consejeros no es representantivo y que, por el contrario, se tendría que incrementar el número de consejeros a siete.

Esto es, que las fracciones del PAN, PRD, PANAL, PVEM y PT aprobaron que el Instituto esté integrado por un presidente y dos consejeros propietarios, con sus respectivos suplentes. Del sueldo, aun no definen el monto, pero se habla de que puede oscilar entre los 30 ó 50 mil pesos.

En su corta vida en Jalisco, el ITEI se ha ganado amplios espacios en los medios de comunicación por sus escándalos internos o disputas y discusiones con algunos niveles u órganos de gobierno, aunque la verdad es lo primero lo que ha atraído la atención de propios y extraños, como fue en sus inicios la hiperactividad y protagonismo de su presidente, Augusto Valencia, o más recientemente la decisión del consejero Héctor Ontiveros Delgadillo, de aceptar la invitación del Ayuntamiento de Zapopan para hacerse cargo de la Unidad de Transparencia Municipal, que no ha asumido por la misma controversia que existe sobre si puede o no tener las dos responsabilidades.

Ahora, en las dos últimas sesiones el consejero Hernández Padilla se ha retirado de las sesiones antes de que se sometan a votación algunos asuntos que requieren de la aprobación de cuatro de los cinco consejeros, pero como a las reuniones no asiste el consejero Ontiveros Delgadillo, con el retiro de Remberto se rompe el quórum y la agenda a desahogar se queda a medias.

¿Para esto sirve el Instituto de Transparencia en Jalisco? ¿Para ser noticia por sus escándalos internos, como en su momento lo fue el Tribunal de lo Administrativo, cuyos magistrados no podían verse ni en pintura?

Ahora se propone que no sean cinco sino tres sus integrantes. ¿Será la reducción del número de consejeros la solución para limpiar la mala imagen de este organismo o será la personalidad de algunos de los actuales consejeros?

De hecho, los únicos que han mantenido un bajo perfil son los consejeros Héctor Moreno y Guillermo Franco, porque los tres restantes han dado mucho de que hablar. Ojalá y así se mantengan, aunque hay quienes todavía se preguntan: ¿tiene razón de existir un Instituto de Transparencia, cuando bastaría con que se obligara a las entidades públicas que reciben recursos públicos a cumplir con la ley?

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