En Octubre del año pasado publiqué en el Semanario Crítica una artículo titulado ¿Qué une a los Priistas?, en el que hacia una reflexión acerca de las pocas o nulas cosas que unen realmente a los militantes del PRI.

En mi apreciación, por haber sido el PRI una estructura de control creada desde el poder y no haber evolucionado a ser un verdadero partido, a los priistas sólo los unía el acceso al poder que brindaba ese partido en sus días de gloria.

Los priistas fueron incapaces de darse a sí mismos una ideología clara y definida que pudiera ser el eje de la cohesión de sus integrantes y carta de invitación a otros ciudadanos a sumarse.

Al perder el poder y carecer de una ideología clara, los priistas no tienen la menor idea de qué son y qué no son.

En el marco de la Asamblea Nacional que se celebra en estos días, los priistas se resisten a ser llamados un partido de izquierda democrática y entre los discursos que ahí se han escuchado hay hasta quienes proponen mejor ser una partido para las clases medias y altas y arrebatarle ese mercado electoral al PAN.

Hasta han llegado al grado de proponer que la definición de la posición ideológica se deje para después, como si fuera un asunto menor.

Lo dicho, sin identidad ideológica, poco habrá que mantenga unidos a los priistas y poca motivación habrá para que otros ciudadanos decidan afiliarse a ese partido.